Un ganadero da una lección a las veganas que piden que «los gallos no violen a las gallinas»

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Un ganadero, criador de gallinas ponedoras, ha dado una lección a las fundadoras de la asociación Almas Veganas Santuario Animal que grabaron un vídeo para concienciar a la población sobre el maltrato animal y pidiendo que se impidiera a los gallos «violar a las gallinas».

El joven que ha respondido a las veganas les da toda una lección no sólo de cómo viven las gallinas en su explotación, sino también de biología: «Los gallos no violan a las gallinas». Y se hace una pregunta: «¿Habrá algo más rico que un huevo con patatas? será comida de pobres, pero comida de dioses».

Con toda humildad, el ganadero asegura haberse cabreado al ver el vídeo de Almas Veganas, en el que califican a los ganadores de explotadores de animales. A continuación, el chico muestra cómo es su explotación, las gallinas que tiene, cómo viven, qué comen…

Primera lección: «Los ganadores somos imprescindibles». El joven argumenta que las chicas veganas que defienden la no violación de las gallinas no podrían comer frutas y verduras porque para que éstas crezcan «hace falta la mierda, el estiércol» que generan sus gallinas.

Lección dos: «Los gallos no violan a las gallinas». Esta es quizá la afirmación más sangrante para las veganas, que demuestran un desconocimiento absoluto de la relación entre gallos y gallinas. «Las gallinas ponen los huevos todos los días, si tienes gallo y pisa el huevo, sale el pollito, si no sale un huevo normal.

Lección tres: «Las gallinas mudan las plumas porque son mayores». Otra lección sobre la naturaleza de estas aves. El ganadero explica que en su explotación todas las gallinas tienen un plumaje excelente, y que si hay gallinas «desplumadas, no es fruto del maltrato animal, es simplemente que son mayores y están mudando las plumas».

Lección cuatro: «Las gallinas de mi granja comen grano». El joven ganadero explica que sus animales no comen pienso, sino una mezcla de maíz, trigo y cebada, porque son gallinas camperas.

Lección cinco: «El único esclavo soy yo». El comentario irónico viene tras la aseveración de que los animales son tratados como esclavos, realizada, como no por las veganas antigallos. «Esto es 24/7. Además, aquí las gallinas no pasan calor porque tenemos un techo reforzado y unos nebulizadores que, cuando hay 40 grados, lanzan agua para refrescar a los animales».

Lección seis: «Por la tarde, las gallinas salen al campo». Los animales no están confinados, ni amontonados. El joven explica cómo por las tardes la mayoría de los animales abandonan la nave por unas compuertas y salen a pastar a unos terrenos adyacentes.

Para termina, el chico sentencia: «Si las gallinas que tengo tienen mala vida, que venga Dios y lo vea».

 

 

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