La mujer del ‘Chicle’, ¿víctima colateral o encubridora consciente?

El Chicle
Reabren el caso de la violación de 'el Chicle' a su cuñada

El papel ambiguo de la mujer de José Enrique Abuín, ‘El Chicle’, en la investigación del caso Diana Quer, inquieta a la opinión pública desde que el pasado día 31 de diciembre el autor confeso de la muerte de la joven madrileña desvelase dónde se encontraba el cuerpo.

Rosario Rodríguez se vio entonces envuelta en una detención que la llevó a pasar, por primera vez en su vida, una larga noche en dependencias policiales – donde coincidió en calabozos con ‘El Chicle’- y afrontar un interrogatorio en el que durante horas mantuvo la coartada que había prestado a los agentes desde un primer momento, a petición de su marido.

La noche de la desaparición de Diana se encontraban juntos, robando gasóleo. Haría falta una labor sutil e inteligente por parte de los investigadores y una prueba inapelable sobre la mesa -la grabación de audio que la joven de Boiro obtuvo accidentalmente durante el forcejeo con ‘El Chicle’ cuando fue asaltada por éste apenas unos días antes- para que Rossy se derrumbase, confesase lo que sabía y retirase la coartada.

Tras hacerlo y quedar en libertad, coincidieron apenas unos segundos mientras ella abandonaba el edificio de la comandancia de la Guardia Civil de La Coruña. «¡Mentiroso, me has engañado!», le increpó, ante lo que José Enrique Abuín agachaba la cabeza sin mediar palabra. No ha existido, pese a lo publicado en algunos medios, careo entre ambos.

Tres tipos de parejas de psicópatas sexuales

Ella confiesa a los agentes que le preguntó en varias ocasiones por el tema y su posible implicación pero que él siempre se lo había negado y le creyó sin dudar.

Para entender la postura de Rosario y su comportamiento, es necesario analizar las tres categorías en las que los expertos incluyen a las parejas de los psicópatas sexuales: la primera (y minoritaria) en la que la mujer ignora absolutamente todo, la más probable cuanto más integrado y socializado está el criminal; la segunda, aquella en la que la mujer forma parte de las fantasías y perversiones de su pareja, a las que se suma para unirse en un destino común con el hombre al que ama; la tercera (y más extendida) en la que sospecha y pregunta pero cree la versión recibida, precisamente porque pesa más su papel de esposa que de ciudadana. Y es que no en vano, todas estas mujeres se han enamorado de perfiles delincuenciales, llegando incluso al extremo de negarse a ver la realidad por cruda y evidente que sea, como sucedió en el caso de la hermana gemela de Rosario a la que ésta abandonó cuando denunciaba a su futuro cuñado, por agresión sexual.

Diana Quer
Domicilio de José Enrique Abuín ‘El Chicle’, asesino de Diana Quer, y Rosario Rodríguez. (Foto: EFE)

Incluso en una situación tan compleja, Rosario buscó un mecanismo de protección vital, una excusa para defender al que meses después se convertiría en su marido.

Rossy ocuparía un papel absolutamente instrumental en toda esta trama, apunta Ricardo Magaz, criminólogo y miembro de la policía judicial del Cuerpo Nacional de Polícia. Rosario y ‘El Chicle’ se casaron cuando la primera tenía apenas 17 años y él 26, ella huía de una situación familiar y económica complicada y por lo tanto es un perfil candidato a «mujer psicológicamente dependiente que confía ciegamente en su pareja», afirma Magaz. Rossy sería por lo tanto una víctima colateral y no una encubridora consciente.

No estaba obligada a declarar contra su marido

Así lo estima el Auto del Juzgado de Instrucción nº 1 de Ribeira, al considerar que no existen indicios de complicidad o coautoría en la figura de Rosario Rodríguez, motivo por el que decretó su puesta en libertad y el archivo de la investigación iniciada en su caso. Este extremo no ha impedido, sin embargo, que su señoría realice un contundente reproche moral a la misma a quien afea su actitud y reitera cómo la misma ha perjudicado a la dilación innecesaria de las investigaciones, si bien el encubrimiento no se puede imputar procesalmente en el seno de la coexistencia familiar.

Es decir, Rossy no estaba obligada a declarar contra su marido –aún habiendo sido conocedora de los hechos de que se le acusa, extremo que ella niega radicalmente- y por lo tanto, en su caso no debe responder de un comportamiento legalmente tipificado con sanción penal.

Ante esta decisión, la dirección letrada de la acusación particular -promovida por los padres de Diana Quer- anuncia en esta semana la presentación de un Recurso de Apelación ante la Audiencia Provincial de la Coruña. No tanto por un empeño en buscar la cooperación necesaria de Rosario Rodríguez en la comisión del delito sino por su disconformidad con lo precipitado de la decisión judicial al desimputarla con tanta premura de la causa investigada.

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