Detenido el padre acusado de secuestro y los dos niños esperan en comisaría a su madre

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Un agente de la Policía Nacional en su coche.

Los dos niños de 9 y 10 años, hijos de la vecina de Granada Sonia Barea y de un expolicía de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), quien fue acusado de secuestro, han sido entregados en una comisaría de la barriada sevillana de Los Remedios.

Durante el arresto, el padre de los menores ha herido a tres agentes de la policía con el cuchillo con el que intentaba evitar su detención, según han indicado a EFE fuentes de la investigación.

Fuentes policiales han confirmado a Efe que los niños han sido entregados poco antes de las 12.30, sin dar más detalles sobre quién los ha llevado al puesto policial o en qué circunstancias, mientras que la Policía Nacional ha detenido en Dos Hermanas, también en Sevilla, a M.L.F., el padre de los dos niños.

A través de Twitter, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha confirmado la detención del padre, un expolicía local de Alcalá de Guadaíra condenado en firme por maltrato físico y psicológico hacia su exmujer y madre de los menores. También ha agradecido al cuerpo de Policía su labor.

La madre de los dos niños denunció su desaparición como un posible secuestro cometido por el progenitor, que tenía que haber entregado a los menores en un punto de encuentro familiar el pasado sábado en Granada. La Policía ya ha comunicado a la madre que los niños se encuentran en la comisaría para que pueda ir a recogerlos.

La llamada del padre a la Policía: «No están secuestrados, están con su padre»

La Policía Nacional investiga una llamada realizada anoche a la Policía Local de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) por el padre de los dos niños, cuyo posible secuestro parental denunció la madre en Granada, en la que dijo a los agentes que los niños “no están secuestrados, están con su padre”.

Fuentes de la investigación han dicho hoy a Efe que poco antes de las 22:00 horas se recibió la llamada en el cuerpo policial, al que perteneció el padre de los niños durante varios años, una llamada que sólo duró unos segundos y en la que el agente que cogió el teléfono reconoció la voz del que había sido su compañero de cuerpo.

La llamada, no obstante, se realizó desde un teléfono que no es el del exagente, aunque los intentos de volver a comunicar con ese número durante la noche han sido infructuosos.

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