Pasar a productos sin lactosa pensando que mejorará la salud es un error con consecuencias
Síntomas de la intolerancia a la lactosa
El 72% de las personas que excluyen el gluten o la lactosa de su dieta lo hacen sin diagnóstico médico
Según un estudio realizado por la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) en colaboración con la Asociación de Intolerantes a la Lactosa (ADILAC) un 75% de los encuestados no intolerantes afirmó consumir productos sin lactosa porque «son más digestivos y más sanos». También destaca que los consumidores no intolerantes compran otros productos «SIN», como sin gluten, alimentos integrales, light o eco-bio.
Con todos los datos del estudio se desprende que, gracias al crecimiento de la categoría y a un mayor número de usuarios consumidores de productos sin lactosa, las empresas tienen un amplio margen para seguir innovando en el sector.
Pero, ¿Saben realmente los consumidores cuáles son las implicaciones de dejar de consumir productos con lactosa? En OKSALUD entrevistamos a la nutricionista Ana Luzón, que nos explica qué son los productos «sin lactosa» y cómo la lactosa actúa en nuestro organismo.
P.- ¿Qué es la lactosa?
R.- La lactosa es un disacárido, es decir, la unión de dos azúcares simples: la glucosa y la galactosa. Se encuentra en la leche y en productos lácteos. Aunque por su sabor dulce se emplea tanto en la industria alimentaria como en la farmacológica.
P.- ¿Qué es la lactasa?
R.- La lactasa es la enzima que rompe esa unión entre la glucosa y la galactosa, para que puedan ser absorbidos correctamente por el sistema digestivo.
Las personas que son intolerantes a la leche carecen de la enzima de la lactasa, que digiere la lactosa en el intestino delgado. La lactosa sin digerir pasa al intestino grueso y provoca dolores e hinchazón abdominal.
P.- ¿En qué se diferencia la intolerancia a la lactosa de una alergia?
R.- En la alergia el sistema inmune falla y reconoce algo que no es nocivo, por ejemplo un alimento, como si realmente fuese dañino. En las intolerancias alimentarias, el sistema inmune no interviene, la ingestión del alimento provoca algún tipo de alteración digestiva. Las dos provocan reacciones, que pueden ser de leves a muy graves, siendo el mecanismo por el que se desencadenan la gran diferencia entre intolerancia y alergia.
Los síntomas de las alergias alimentarias pueden ser de varios tipos, no solo gástricos. Entre los más habituales están los estornudos, tos, picores, erupciones en la piel y también dolor abdominal o diarreas. En casos de alergia grave puede producirse un shock anafiláctico que requiere tratamiento médico urgente, ya que puede provocar la muerte.
Los síntomas de las intolerancias suelen ser de tipo digestivo (dolor en el estómago, gases, diarrea…) y no suele tener repercusiones graves. El tratamiento, como en el caso de las alergias alimentarias, se centra en eliminar de la dieta el alimento causante de la intolerancia.
En caso de alergia a la leche, la alergia es a la proteína de la leche, mientras que la intolerancia es a la lactosa, que como decíamos, es un tipo de azúcar presente de forma natural en la leche.
P.- ¿Cómo un amante de los lácteos pero intolerante a la lactosa puede consumirlos?
R.- Las personas intolerantes a la lactosa suelen tolerar entre 12-15 g al día, esta cantidad va a variar dependiendo del grado de maldigestión o intolerancia de la persona. Lo que hacemos es probar con poca cantidad e incluirlo con otra comida (para retrasar el vaciamiento gástrico y tránsito intestinal) y así conocer su tolerancia.
Aun así, la idea es consumir lo menos posible de la misma, ya que hay muchas opciones disponibles en supermercados sin lactosa. Además muchas personas toleran yogur o kéfir (lácteos fermentados) y quesos curados y semicurados, donde el contenido de lactosa es residual.
También existen comprimidos que pueden tomarse justo antes de una comida rica en lactosa para evitar la aparición de síntomas. Hay que conocer qué dosis tomar según el tipo de productos y cantidad que se va a tomar.
P.- ¿Cuáles son los motivos por los que una persona decide no consumir lactosa?
R.- El tema de la leche y sus derivados es controvertido, con posturas extremas a favor y en contra, confundida sobre los beneficios o riesgos asociados.
En general todos los nutricionistas consideran la leche como un gran alimento, principalmente por su aporte completo de macronutrientes en cantidades muy parecidas (proteína, grasa y carbohidrato) como por su aporte en minerales, calcio, magnesio y fósforo, y vitaminas como la A y la B. Sin embargo, hay otro sector que considera que tomar leche es antinatural, ya que cualquier mamífero deja de consumirla una vez es capaz de alimentarse por sí mismo. Es decir, por naturaleza estamos diseñados para tomar leche de nuestra especie y sólo durante un tiempo acotado.
Durante la mayor parte de nuestra evolución no tomamos leche de otra especie, con la aparición de la agricultura y la ganadería, hace solo 10.000 años, la leche de otros animales empezó a ser parte de nuestra dieta, pero sólo en ciertas geografías. Esto explica por qué una buena parte de la población es intolerante a la lactosa. Casi el 10% de la población occidental, entre el 20 y 70% de los africanos y más del 90% de los asiáticos.
Lo cierto es que la síntesis de la enzima lactosa va descendiendo con la edad y también dejamos de producirla si durante suficiente tiempo no ingerimos ni leche ni ningún producto que la contenga.
P-. ¿Qué alternativas existen actualmente para mantener una dieta sana y equilibrada para estas personas?
R.- Aquí me gustaría señalar que ni la leche ni ningún alimento, es imprescindible para mantener una dieta saludable. Cualquiera de los nutrientes que nos ofrece la leche los podemos encontrar en otros alimentos- Hablando de calcio, por ejemplo, sabemos que el calcio presente en otras fuentes alimentarias es mayor y tiene mejor biodisponibilidad.
Por otro lado, numerosos productos lácteos están azucarados o son de pobre calidad, alejándose del patrón de dieta saludable.
No obstante, actualmente hay muchas opciones disponibles en supermercados de productos sin lactosa o muchos alimentos que de por sí, no la llevan, por lo que es bastante fácil mantener una dieta adecuada sin incluir lactosa. Quizás pueda ser más complicado a la hora de comer fuera de casa donde no controlamos la comida o en productos preparados con muchos ingredientes. Saber interpretar el etiquetado nos facilitará enormemente llevar una dieta sin lactosa, si es que somos intolerantes o no queremos consumirla, ya que la lactosa puede encontrarse en muchos productos distintos de los lácteos, como fiambres, productos de pastelería o incluso en algunas cervezas. Por otro lado, alimentos no muy saludables…
P.- ¿Qué es la leche o un producto sin lactosa?
R.- La leche sin lactosa no es más que la misma leche a la que se le añade la enzima lactasa. En realidad la leche sin lactosa sí tiene lactosa solo que al llevar la encima que la digiere hace que las personas intolerantes puedan tolerarla porque está predigerida.
P.- ¿Por qué es más cara?
R.- Parte se justifica por la adición de la enzima lactasa y en mi opinión, otra parte se debe al fenómeno «moda», ya que como comentábamos muchas personas por desconocimiento se pasan a la leche sin lactosa pensando que es más saludable, más ligera y/o más fácil de digerir.
P.- ¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo cuando dejamos de consumir lactosa?
R.- Si retiramos de nuestra dieta los lácteos, nuestro organismo irá dejando de sintetizar por sí mismo la enzima lactasa, porque no la necesita. La misma consecuencia se da tras un consumo prolongado de productos sin lactosa, o con enzima lactasa. En ambos casos, podemos provocarnos una intolerancia a la lactosa progresiva.
P.- ¿Cómo reaccionaría nuestro organismo si después de un tiempo volvemos a introducirla en nuestra dieta?
R.- La enzima funciona con retroalimentación positiva, es decir, que cuanta más lactosa tomas más lactasa se genera. Si haces que disminuya esta función durante un tiempo prolongado al reintroducir la lactosa se pueden originar problemas digestivos, pero igualmente, con exposición prolongada a los lácteos tu producción de lactasa irá aumentando y los síntomas desaparecerán. En cualquier caso, si no hay una intolerancia, pasarse a la leche y productos sin lactosa pensando que mejorará la salud intestinal o con el objetivo de perder peso, es un error con consecuencias.
P.- ¿Tiene, en definitiva, algún beneficio eliminar la lactosa de nuestra dieta?
R.- Si la leche nos sienta bien y la digerimos correctamente es innecesario eliminar la lactosa. Pasar de una leche convencional a una leche sin lactosa debería estar reservado a aquellas personas que cumplan las dos condiciones: que quieren seguir tomando leche (porque les guste) y que les siente mal su consumo. Si tenemos en cuenta que la lactosa se encuentra en muchos alimentos distintos de los lácteos, generalmente ultraprocesados y productos cárnicos de baja calidad, en este caso, eliminar la lactosa sí produciría un beneficio sobre nuestra salud, pero de manera indirecta, es decir, el problema aquí no es la lactosa.
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