Raúl, madridista de profesión

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Raúl González, acompañado de las Champions que levantó como jugador. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Raúl González fue un extraordinario jugador que se ganó con el sudor de su frente entrar en la historia del Real Madrid. Se dejó todo en el campo y fue un ejemplo intachable de profesionalidad. Pero fue eso: un profesional excelente. Todos sus servicios al club –que fueron muchos– no los dio sin esperar nada a cambio, los COBRÓ, como es normal, hasta el último euro de lo firmado. Por algo fue un profesional intachable, incuestionable, magnífico. Un pedazo de profesional.

Pero Raúl no es madridista de corazón, sino de profesión.

Puede que usted, querido lector, se haya puesto hecho un basilisco por mi afirmación anterior. Pregúntese de qué equipo era usted a los 10, a los 11, a los 12, a los 13 y a los 14 años. Ahora pregúntese de qué equipo es ahora. Me juego cien mil millones de euros y tres pokemons a que es del mismo equipo. Pues Raúl no. Raúl con 10 años era del Atleti. Y con 11. Y con 12. Y con 13. Y con 14. Y luego a Jesús Gil le dio por cargarse las categorías inferiores del Atleti y Raúl se tuvo que ir al Real Madrid. Y se hizo del Real Madrid por razones profesionales, no sentimentales.

Por eso Raúl no es madridista de corazón, sino de profesión.

Raúl jugó una pila de años en el primer equipo del Real Madrid. Diecisiete para más señas. Unas veces jugó bien, otras mal y otras regular, pero siempre se dejó la piel por la empresa que defendía como el extraordinario profesional que era. Pero eso no le convierte en madridista. Como mucho, le puede convertir en el empleado del mes. Ser madridista es otra cosa.

Por eso Raúl no es madridista de corazón, sino de profesión.

Ahora muchos madridistas han visto el verdadero rostro de Raúl, el que se pone de perfil con el Barcelona e intenta ser políticamente correcto, lo que nunca puede estar mal, pero a muchos madridistas de a pie les duele. Yo ni juzgo a Raúl ni me molestan sus palabras. Sé que donde vaya a trabajar –si es que a Raúl le hace falta trabajar, que no lo creo– ejercerá su labor con profesionalidad, responsabilidad y compromiso. En la labor que le toque: entrenador, director deportivo, embajador o emperador. O presidente de la Real Federación Española de Fútbol.

Entonces sí que se iba a hartar el Atleti a ganar Ligas como en los tiempos del Atlético Aviación.

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