James firma su sentencia

James Rodríguez está sentenciado. Su último desplante televisado a Zidane y a sus compañeros primero en el césped y luego en el banquillo de Butarque han provocado que él mismo clave el último clavo de su ataúd en el Real Madrid. Su futuro está lejos del Bernabéu, porque la paciencia del técnico y del club ya ha sobrepasado su límite.

El historial de desplantes, declaraciones inoportunas y meteduras de pata de James Rodríguez en el Real Madrid es para rellenar un dossier enorme desde que se marchó Ancelotti. Empezó en su guerra particular contra Rafa Benítez, al que desafió desde la pretemporada al volver más tarde de las vacaciones y siguió con las chinitas que mandaba a su entonces técnico cada vez que se marchaba con su selección.

Con Zidane James Rodríguez prometió enmendarse. No lo hizo. El colombiano, lejos de apretar los dientes y ganarse un puesto, siguió con sus caritas y con alguna declaración subida de tono. Alcanzó el cénit de su propia imprudencia minutos después que el Real Madrid conquistara el Mundial de Clubes. Allí, en plena celebración del título, James dijo aquello de «me tengo que pensar si sigo en el Real Madrid».

Reflexionó durante las Navidades y parecía que había cambiado su actitud. Zidane intentó enderezarle y le dio minutos. Incluso James jugó bien en varios partidos como en Copa ante el Sevilla o en Liga frente al Eibar. Pero su último desplante en Butarque, unido al descenso de su rendimiento, han colmado la paciencia de Zidane y del Real Madrid.

El club tiene decidido que pondrá a James Rodríguez en el mercado este verano y que lo traspasará al mejor postor. Ofertas no le van a faltar. Le quieren en Inglaterra el Chelsea de Conte y el United de Mourinho, le quiere Ancelotti para el Bayern, le quiere la Juve y hasta tontea con él el Barcelona.

James se ha ganado a pulso que el Real Madrid le declare transferible. Ahora sólo queda saber cuánto puede sacar el club por él. Se irá como se fueron Di María, Higuaín, Özil y tantos otros… y el Real Madrid seguirá adelante. Como siempre ha pasado.