PREMIER: MANCHESTER UNITED 4-1 LEICESTER

Mourinho tapa bocas con un repaso del United al campeón de la Premier

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Rashford y Pogba celebran uno de los goles del United. (Getty)

Venía el United herido tras tres derrotas seguidas. Dos en la Premier y una en la Europa League -sólo maquillada por la victoria en Copa frente al humilde Northampton- y Mourinho volvió a optar por poner en la picota a uno de sus jugadores, en este caso a Shaw. Estaba el ambiente enrarecido por Old Trafford y el técnico luso quiso revolucionar a su equipo a base de cambios en el once inicial. Enfrente estaría el actual campeón. Un Leicester City venido a menos este año pero experto en complicar la vida a los grandes a domicilio.

Mourinho dejó en el banquillo a Shaw, Fellaini, Martial y Rooney. Clara apuesta por el fútbol español de toque con la entrada de Ander Herrera y Mata que serían los encargados de liberar a Pogba y de filtrar balones a Lingard, Rashford e Ibrahimovic. Desde el pitido inicial el balón fue devil. Absoluto dominio de los locales ante un Leicester que en ningún momento ejerció de campeón y que no quiso saber nada del cuerpo a cuerpo. Fio todo a la contra y le salió mal.

Porque jugar al contragolpe solo sirve si en defensa eres sólido y no ha sido el caso de los de Ranieri en Old Trafford. El Leicester ha concedido muchas facilidades atrás, incluidos tres goles de córner. El primero de Smalling, en el minuto veinte de encuentro tras una asistencia de Blind, con un guante en la bota. Era, a priori, sólo un gol pero al campeón de la temporada pasada le debió parecer una losa entera. Intentó reponerse con algunas jugadas aisladas entre Mahrez y Slimani, pero apenas consiguieron inquietar a David De Gea.

Los de Mourinho eran dueños y señores del partido y lo refrendaban con continuas llegadas, algunas de tantos quilates como un pase picado de Pogba a Ibrahimovic rompiendo todas las líneas defensivas que el sueco bajó con el pecho y empaló sin dejarla caer a la media vuelta. Una pena que el balón se fuera alto porque, a buen seguro, sería uno de los goles de la jornada en la Premier. Hasta Mourinho sonrió, para después resoplar.

El United, a través de Pogba y Mata, creaba mucho peligro entre líneas y así llegó el gol del ex del Valencia y canterano del Madrid. Gran golpeo con su zurda ajustado al poste tras una pared con Lingard. Era el gol de la tranquilidad y en el banquillo de los diablos rojos respiraron de alivio. Pero fue entonces cuando el equipo se soltó, ya sin presión, y comenzó a pasar el rodillo. Al gol de Mata, en el 36 de la primera parte, le sucedieron dos más casi en jugadas consecutivas.

El tercero fue obra de Rashford, el diamante de la cantera del United, tras un córner sacado en corto que Mata prolongó y el inglés sólo tuvo que empujar ante la inexplicable pasividad de la defensa del Leicester. 3-0, partido resuelto y fantasmas fuera. Pero solo un minuto después, la apoteosis. Otra vez el guante de Blind puso en la cabeza de Pogba un balón que el galo solo tuvo que dirigir para marcar su primer gol con la camiseta del United en el que ha sido, con toda seguridad, su mejor partido desde que llegó.

Ranieri no daba crédito a lo que estaba pasando. Y lo que estaba pasando era una apisonadora llamada Manchester United. En sólo cuarenta minutos de juegos, estaba humillando al actual campeón con cuatro goles. Los jugadores del Leicester estaban totalmente sobrepasados por el dominio local.

La segunda parte fue, como suele ocurrir cuando el partido está decidido, descafeinada. El único aliciente fue el golazo de Gray, que limpió las telarañas de la escuadra izquierda de De Gea. El United bajó el pistón de tal manera que apenas inquietó a Zieler a pesar de que Ibrahimovic no quería irse a casa sin su gol. Pero se tuvo que conformar con ser actor secundario en el mejor partido de la era Mourinho.

El Manchester respira, veremos por cuánto tiempo, y se coloca provisionalmente en la tercera plaza de la clasificación con doce puntos. Gran partido de Mata, con gol y asistencia. Ya llueve menos para Mou.

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