Míchel se defiende: «Es imposible que me deje ganar, pero un tonto hace mucho daño, por no decir un hijo de puta»

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Míchel, en su presentación con el Málaga. (AFP)

Míchel está harto. El entrenador del Málaga, al contrario que otros como Del Bosque, nunca ha querido ocultar su madridismo, sobre todo porque eso no es ningún pecado, pero tampoco quiere que nadie dude de su profesionalidad. Sus palabras del lunes en El Larguero han dado pie a muchas suspicacias, algunas malintencionadas, sobre si se iba a dejar ganar en la última jornada ante el Real Madrid. Vamos, una especie de Marcelino en el Sporting-Villarreal de la temporada pasada.

«He hablado y lo han cortado. Cualquiera que escuche la charla o me escuche en la radio es imposible que deduzca que me voy a dejar ganar, que quiero que gane otro. Es imposible que yo me deje ganar», dijo Míchel en los micrófonos de Radio Marca.

Además, el entrenador del Málaga continuó defendiendo su honor y su profesionalidad. «Primero es no conocerme. Tengo amigos del Barça, Atleti y Madrid. Juegue contra quien juegue, ¿Cómo le voy a decir a mis jugadores, ‘oye, hoy…’. En mi plantilla hay jugadores del Barça, Madrid y Atleti, pero, por encima de todo, son del Málaga», dijo Míchel.

El técnico del equipo malagueño apeló a algo poco común en el fútbol: la sensatez. «Si alguien es sensato, y hay sensatos y tontos en todos los clubes, nadie que pueda sospechar nada de mis palabras. Mi interés está en el Málaga. Todo es desconocimiento, más que maldad. Hace tanto daño un tonto… no voy a decir un hijo de puta», concluyó Míchel.

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