«Pecamos de ansiedad arriba»

La precipitación es una de las acciones que más perjudica en el mundo del fútbol y sino que se lo digan al Real Madrid esta temporada. La prisa o rapidez con la que se actúa en los metros finales en las últimas semanas está llevando al conjunto blanco a desperdiciar demasiadas ocasiones de gol, y a la postre no sacar buenos resultados o simplemente no cerrar partidos, como ocurrió otra vez en Mendizorroza.

Los jugadores de ataque merengues creen que se están «precipitando» en el área contraria, tal y como se demuestra con las estadísticas del partido ante el Alavés en la mano (21 remates, siete a portería y tan sólo dos tantos).

Cristiano Ronaldo es la máxima expresión de este apresuramiento en la Liga con 18 disparos totales y ninguna diana en las dos jornadas que ha disputado. Después de perderse las primeras cuatro por una sanción injusta, el portugués ha venido con hambre pero a veces la mala suerte y otras tantas los palos -en Vitoria se topó dos veces con éstos- están evitando que se haya estrenado en la competición doméstica.

Desde el vestuario del Real Madrid saben que el gol acabará entrando como indican los 167 totales oficiales que se marcaron el curso pasado con prácticamente la misma plantilla que ahora. El grueso de los mismos fueron en la Liga (106) que entre las 38 jornadas que hay en la actualidad dieron a casi tres en cada una de ellas (2,78 frente a los 1,83 actuales).

Cuestión de puntería

El Real Madrid es el equipo de la Liga que más dispara (97, 46 a puerta). Las matemáticas no fallan nunca y cada seis minutos, los jugadores blancos intentan batir la meta rival dando un total de más de 16 remates por partido.

Sin embargo, el porcentaje no es tan bueno como en la temporada pasada y si bien es cierto que de éstos casi la mitad va entre los tres palos (47,4%), únicamente uno de cada diez se convierte en gol (11,3%). «Hacemos ocasiones para golear en todos los partidos», es el mensaje que se transmite en el vestuario y los datos reflejan que esta mala suerte, en nombre de la precipitación, cambiará.