Real Sociedad vs Real Madrid: Jornada 4 de Liga

Bale por fin volvió a ser Bale

Bale
Iván Martín

«Queremos que Bale haga más, necesita tiempo…», decía Zidane en la rueda de prensa previa al encuentro que ha enfrentado al Real Madrid ante la Real Sociedad en Anoeta. El entrenador blanco veía un problema, como todos, pero tenía la solución: paciencia. Eso que el madridismo estaba perdiendo con el galés y, casi sin esperarlo, se volvió a recuperar de golpe.

El partido de Bale hasta el minuto 61 había sido discreto. Por no decir malo. El de Cardiff era un islote perdido en la banda derecha. No participaba en ataque y cuando se remangaba para defender tampoco lo hacía con mucho acierto. Una hora que servía para confirmar que no estaba. Las sensaciones eran igual de preocupantes que durante toda la temporada. No le salía nada. Hasta que todo cambió.

El Real Madrid ganaba 1-2 en Anoeta pero sufría. Los de Eusebio buscaban el empate y los blancos no eran capaces de hilar una jugada que crease peligro. Pero con Isco no hay imposibles. Como si toda la fe que Zidane tiene depositada en Bale se la hubiese traspasado al malagueño, éste ponía un balón muy largo a Gareth con la intención de que volviese a demostrar que en sus piernas seguía habiendo un expreso. Y de repente pasó. 

Bale arrancaba desde su campo y pronto cogía a Kevin para medirse a él. Entonces, recorría 73 metros y alcanzaba los 35 kilómetros por hora, pasaba como un avión a su rival y, recordando al gol de Mestalla que valió una Copa del Rey, se plantaba delante de Rulli y con toda la calidad del mundo le picaba el esférico para hacer el gol de la sentencia. Gareth sonreía. Zidane miraba con cara de satisfacción. Como aquel que sabe que los planes le han salido bien. Y eso al francés le encanta. Y el madridismo volvía a pensar que el ’11’ estaba de vuelta. 

No hizo mucho más en la media hora restante. Menos todavía cuando Zidane le puso de delantero centro. Pero ya daba igual. El poso había quedado. Bale recuperaba sensaciones. Volvía a tener confianza. Y es que al final, el fútbol va de eso. Tiene a Zidane como su principal apoyo y a sus compañeros como aliados, sólo debe ponerse en paz con su cabeza para ser el que siempre ha sido. 

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