gol en propia y toreado por Benzema, Cristiano y Asensio

Piqué, retratado en los tres goles del Real Madrid

Gerard Piqué
Gerard Piqué.

En las postrimerías del Clásico, un hombre que había sido el desafortunado protagonista del inicio apareció para ser toreado por el equipo vencedor. El Real Madrid se marchó del partido de ida de la Supercopa explicando su candidatura mejor equipo del mundo, y en mitad de su show dejó al eterno rival de todos sus aficionados, Gerard Piqué, retratado y desdibujado con tres acciones que dejan el «se queda» en una mera anécdota.

El central del Barcelona a buen seguro comenzó el partido soñando con marcarle un gol al eterno rival, algo constatable viendo sus internadas en área rival, ya históricas cuando su Barça va ganando holgadamente un Clásico. Lo que seguro no esperaba es que la asistencia del tanto se la iba a dar Marcelo, y que este se produciría sin que Ter Stegen pudiera evitarlo. Es decir, en propia puerta. Piqué adelantaba al Real Madrid.

El sueño se convertía en pesadilla, pero Piqué debía seguir sosteniendo a su Barcelona, que gracias a De Burgos disfrazado de Aytekin, iba a regalarle las tablas al equipo culé y al bueno de Gerard. Este sonreía en una suerte de alivio y satisfacción, sin saber la que se le venía encima.

Minuto 80, balón a la contra para Cristiano Ronaldo. El luso recordó que Benzema minutos antes le había roto la cintura a Piqué, y este, generoso con los rivales, quiso colocársela haciendo el regate contrario. Sin embargo, el central no respondió y giró sin velocidad, sin reacción, aturdido, y vio en primera persona como el futuro Balón de Oro –que por mucho que se empeñe así será– culminaba su obra de arte y se la enseñaba al público del Camp Nou. Y a ti también, Gerard.

Asensio le dio la puntilla

Seguramente pensando que las cosas no podían ir a peor, y sin ganas de ver películas en Canal+ Liga ni de ir a un concierto de Kelvin Roldan, Piqué vio como la joya de la corona del Real Madrid, Marco Asensio, se asomaba por su lado con la pelota en los pies, y sin necesidad de regatearle, vulgarizando si cabe su figura, empaló un disparo que limpió la escuadra de Ter Stegen para besar las redes.

Una manera inmejorable de darle el estacazo final a Gerard, que, a pesar del toreo de los últimos minutos liderado por Cristiano Ronaldo y Marco Asensio debe recordar que en este Clásico veraniego, «contigo empezó todo».

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