Asensio, donde más duele

En el mercado de fichajes invernal de 2014 se fraguó una de las mejores operaciones que se recuerdan del Real Madrid y como consecuencia, también una de las peores de su eterno enemigo, el Barcelona. Marco Asensio tenía a principios del mismo pie y medio en la Ciudad Condal cuando los dirigentes azulgranas se negaron a pagar los alrededor de cuatro millones de euros al contado -jugaron con las variables- y las negociaciones con su club de origen, el Mallorca, se rompieron por completo.

Eso lo aprovechó el Real Madrid para desembolsar esa cantidad y adelantarse a media Europa, como el propio protagonista confesó hace unos meses destacando que el Rey de Europa siempre fue su prioridad. Casi tres años después, el mallorquín ya ha pasado de ser esa joven promesa que deslumbraba en Segunda División a la realidad que es hoy por hoy, lo que sigue levantando el interés de los grandes del continente.

En la ida de la Supercopa de España disputada en el Camp Nou volvió a demostrarlo en tan sólo 25 minutos. Asensio entró al campo por un lesionado Kovacic cuando peor lo estaba pasando un Real Madrid que todavía estaba por delante en el marcador, y demostró carácter, genialidad y olfato de gol -tres de sus infinitas cualidades- en la que pudo ser su casa.

Asensio rechazó al Barça este verano

Y es que tal y como adelantamos el pasado miércoles en DIARIO MADRIDISTA, el Barça soñaba con Asensio y estaba dispuesto a pagar su cláusula (80 millones de euros) para cubrir el gran hueco que ha dejado Neymar con su marcha al PSG.

Sin embargo, la respuesta del futbolista volvió a ser negativa. Su madre era madridista -falleció cuando él tenía 14 años- y quiere cumplir el sueño de ésta de triunfar con la camiseta blanca, y de momento lo está consiguiendo con creces.

El Real Madrid es consciente de que Asensio es un diamante en bruto todavía por explotar y por eso le ampliará el contrato -además de la citada cláusula y el salario- como apuntamos una vez finalizada la pasada temporada. El Barça sólo podrá sufrirlo los años venideros y ya se ha dado cuenta.