Di María se vuelve a dejar querer por el Barcelona

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Di María celebra un gol con el PSG y su famoso corazón. (AFP)

De ángel a demonio. El nombre de un ilustre madridista como Di María puede verse modificado completamente en el registro civil de los aficionados del Real Madrid si finalmente ficha por el eterno enemigo, el Barcelona, como apunta la prensa catalana.

Según uno de los diarios deportivos de la Ciudad Condal, MD, su mujer y su agente se pusieron en contacto con el club azulgrana para saber si su marido y representado, respectivamente, podría ser interesante en el nuevo proyecto culé una vez Luis Enrique ha dejado el banquillo y sin confirmarse aún su sustituto.

Amigo personal de sus compatriotas Mascherano y Messi -con el que comparte además localidad natal, Rosario-, El Fideo nunca ha escondido su madridismo como hiciera en el último enfrentamiento del PSG ante el Barça cuando mandara callar al Camp Nou antes de fraguarse del todo la famosa robontada. En la ida de estos famosos octavos había sido además uno de los mejores con un doblete que parecía dejar de cara la eliminatoria hasta que apareció Aytekin.

La respuesta de la entidad blaugrana fue negativa como apunta el citado periódico. El perfil que buscan es más el de su compañero en París Marco Verratti aunque éste ya les haya dado calabazas en más de una ocasión y además el interés podía haber fructificado hace unos años cuando el argentino jugaba en el Manchester United.

La cláusula anti-Barcelona lo evitó

Ángel Di María dejó el Real Madrid en el verano de 2014 rumbo al Manchester United por 75 millones de euros. Tras una temporada en la que no se adaptó a Inglaterra, decidió cambiar su residencia a la vecina de España, Francia, donde sus prestaciones han vuelto a recordar a lo que un día fue sobre todo con Emery más que con Blanc.

Antes de este movimiento, el Barça preguntó por su situación pero se encontró una cláusula anti en su contrato con los diablos rojos por la que ponía que no podía ser traspasado al conjunto azugrana. Ahora, ésta ya es historia pero la venganza culé se ha servido en plato frío.

 

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