CLÁSICO: REAL MADRID 2-3 BARCELONA

Messi frota la Liga

Messi
Lionel Messi, tras marcar el 2-3 en el Clásico. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Messi frota la Liga. Un gol del argentino en el minuto 91 dio al Barcelona un triunfo inesperado e inmerecido en el Clásico. Fue un error del Real Madrid, que se había liado la manta a la cabeza y se había ido a por la victoria cuando estaba con uno menos y el empate valía media Liga. La galopada de Sergi Roberto, que no fue derribado ni por Modric ni por Marcelo, la concluyó en gol Messi para abatimiento de los jugadores blancos y del Bernabéu, que ya se veía camino de Cibeles.

El Real Madrid llegaba al Clásico como un funambulista que ha forrado el suelo de colchonetas: sin miedo a pegársela. Tres puntos y un partido de ventaja eran oxígeno suficiente para que Zidane y los suyos tuvieran menos presión que un Trinaranjus. Las cuentas eran sencillas: una victoria valía una Liga, un empate casi y una derrota gastaba una vida a los blancos.

Zidane apostaba por el equipo de los partidos grandes. Ya saben, sin Isco ni Asensio y con la BBC. Precisamente Bale volvía al once del Real Madrid después de haberse perdido un par de partidos más por miedo a lesionarse que por estar lesionado. Sin novedad en el resto: Keylor (¡qué miedito!) bajo palos; Carvajal, Ramos, Nacho y Marcelo en defensa; Casemiro, Kroos y Modric en el centro.

Enfrente el Barça llegaba más tocado que Santiago Apóstol en año Xacobeo. Fuera de la Champions y con la Liga medio perdida, el equipo azulgrana necesitaba una victoria en el Bernabéu para aferrarse a un clavo ardiendo. A falta de Neymar, que se quedó en Barcelona después de la pantomima de toda la semana con el recurso interruptus ante el TAD, el simpatiquísimo Luis Enrique tiraba de Paco Alcácer. El resto, también sus preferidos: Ter Stegen; Sergi Roberto, Umtiti, Piqué, Jordi Alba; Busquets, Rakitic, Iniesta; Messi, Alcácer y Luis Suárez.

El Bernabéu estaba listo para vivir el segundo partido del siglo de la semana. Salió el Barça con menos complejos que Raphel en tanga. La línea de defensa en la del centro del campo. ¿Atrevimiento o suicidio? Todo dependería de la presión de los de arriba. De salida tocaba el Real Madrid y dominaba el balón. Y en el primer minuto, primer lío del Clásico. Umtiti derribó a Cristiano Ronaldo con una patada en la espinilla. Era penalti, pero Hernández Hernández decidió tragarse el silbato.

Domina y presiona el Madrid

El Real Madrid salió con furia en la presión y precisión en la posesión, así que el Barça no la olió en los primeros diez minutos del Clásico. Los de Zidane eran verticales, profundos, rapidísimos y se plantaban en tres toques en el área de Ter Stegen. El Barça trataba de capear el temporal con posesiones largas y horizontales. Una jugada de Jordi Alba que asistió a Luis Suárez fue el primer aviso de los azulgranas. El disparo raso y seco del uruguayo se marchó a la derecha de Keylor Navas.

Zidane cambiaba a Bale de la banda izquierda a la derecha para darle un respiro a Carvajal. En el 11 Casemiro vio una merecida amarilla por llevarse puesto a Messi con un entradón por detrás. El Barcelona había empezado a coger el pulso al Clásico y Leo se había presentado a jugar. Sin embargo, la defensa adelantada de Luis Enrique era un niño jugando en una barandilla: el trastazo podía llegar en cualquier momento.

El Barça era lento como el McLaren de Fernando Alonso. Sólo Messi era capaz de acelerar el juego de su equipo. Con Casemiro amonestado, eso era una muy mala noticia para Zidane. Un enorme paradón de Ter Stegen en el 19 a disparo de Cristiano Ronaldo evitó el 1-0. Un minuto después Marcelo hizo sangrar a Messi al meter el codo en un balón dividido. La jugada bien podría haber sido amarilla, pero ni Hernández Hernández ni su asistentes se enteraron de la misa la media.

El Real Madrid era un peligro a campo abierto. Bale también la tuvo en el 23, pero su disparo le salió muy blandito a las manos de Ter Stegen. El Clásico había virado: la pelota era del Barça, la velocidad la ponía el Madrid. Y el balón parado también era de los de Zidane.

El 1-0 fue a la salida de un córner. Kroos lo botó y Ter Stegen lo despejó con el puño. La pelota cayó en los pies de Marcelo, que la devolvió al área. Allí, con toda la defensa del Barça jugando al mus, apareció Sergio Ramos para cabecear al poste. Su rechace, con la defensa del Barça jugando al tute, le cayó a Casemiro que marcó sin que ningún jugador azulgrana se perdiera el gol.

Casemiro marca, Messi equilibra

En el 32 apareció Messi para poner su firma en el Clásico. Recibió la pared de Rakitic en la frontal del área. Aceleró, rompió a Modric y a Carvajal y batió a Keylor Navas en su media salida con un disparo raso. El Barça tardaba menos de cinco minutos en igualar el partido.

Ter Stegen volvió a salvar al Barça con una estirada voladora a un disparo de Modric en el 35. Y en el 37, malas noticias para Zidane. Bale se rompía por enésima vez el maldito sóleo. Asensio entraba en su lugar. El Niño Maravilla del Real Madrid tenía la ocasión de brillar en un Clásico que se había roto definitivamente. Messi campaba a sus anchas entre las líneas del Real Madrid, que también se sentía cómodo atacando a un Barcelona con enormes lagunas defensivas.

Hernández Hernández, superado por el escenario y por el partido, perdonó la segunda amarilla a Casemiro en el 44. El pisotón sobre Messi no admitía dudas: era amarilla sí o sí. El colegiado se hizo el sueco, el ciego y el sordo, a pesar de que los jugadores del Barça –esta vez con razón– protestaron la jugada. El colegiado pitó el descanso y los azulgranas le sometieron a un tercer grado que rozaba el acoso. No amonestó a nadie.

Otro penalti al limbo

De salida en la segunda mitad volvió a apretar el Real Madrid. Un disparo de Kroos desde la frontal en el 48 lo sacó Ter Stegen con otra mano maravillosa. Era la tercera vez que el fantástico portero alemán salvaba a su eguipo. En el 49 Hernández Hernández se comió otro penalti a favor del Madrid por un empujón alevoso de Busquets a Sergio Ramos.

Y Ter Stegen lo volvió a hacer en el 52 con un paradón gigantesco al cabezazo a bocajarro de Benzema. Fue una parada con el pie más propia de un portero de balonmano que de fútbol. Fue una parada que mantenía con vida al Barça. Respondió Alcácer en el 55 al desperdiciar un mano a mano con Keylor Navas. Su tiro, flojito y centrado, lo desvió con el pie el portero del Real Madrid. Era su primera parada del Clásico.

En el 58 apareció otra vez Keylor Navas para sacar un cabezazo de Piqué. El tico se adornó más que el currículum de Paquirrín, pero al menos fue capaz de desviarla. El Clásico se había girado de nuevo. La pelota para el Barça las contras para el Real Madrid. De las superestrellas de ambos equipos sólo Messi había comparecido en la primera hora del duelo.

Cristiano Ronaldo tuvo en sus botas el 2-1 después de un remate acrobático de chilena a pase de Asensio. No encontró la portería. Un minuto después el luso desperdició la mejor ocasión del partido al echar arriba un pase de la muerte de Asensio tras una gran cabalgada. Respondió el Barça con un disparo a bocajarro de Luis Suárez que desvió (esta vez muy bien) Keylor Navas. Posiblemente, la mejor parada del portero del Real Madrid en meses.

El que perdona lo paga

Zidane movía ficha. Fuera Casemiro, que estaba jugando de prestado y defendiendo con la mirada, dentro Kovacic. Luis Enrique metía a André Gomes por Alcácer. En el 71 otra vez Marco Asensio dejó su impronta en el Clásico con un jugadón que no acabó en gol por otra soberbia mano de Ter Stegen. Y entonces se cumplió la ley del fútbol: el que perdona, lo paga. Y lo pagó el Real Madrid porque Rakitic tardó un minuto en marcar un golazo marca de la casa después de un doble requiebro sobre Kroos y un disparo esquinado ante el que nada pudo hacer Keylor Navas.

Los blancos tenían un cuarto de hora para enderezar el Clásico y acertar de una vez ante Ter Stegen. Y en el 76 siguieron las malas noticias para Zidane. Sergio Ramos llegó tarde en una acción donde intentó anticipar ante Messi y Hernández Hernández no dudó en mostrarle la roja. El capitán del Real Madrid se fue a los vestuarios recordándole a Piqué que sus continuas rajadas arbitrales han acabado dando sus frutos.

Keylor Navas sacó un gol cantado de Piqué en el 79. El Barça perdonaba ahora la sentencia del Clásico. Y, como les dije antes, en el fútbol, el que perdona, lo paga. También sabrán ustedes de capítulos anteriores aquello de que el Real Madrid nunca se rinde. No lo hizo ante el Barça tampoco. Fue una acción de Marcelo por la izquierda. El brasileño subió y asistió a James, que le ganó la partida a Busquets y marcó a un toque. Los blancos, con su ADN habitual, igualaban otro partido que tenían perdido.

El Real Madrid, expoleado por sus pelotas y por sus aficionados, se fue a por la victoria. Parecía que era el Barça el que estuviera con diez. Pero el Clásico aún tenía una vuelta de tuerca más. Fue en el minuto 91, con el crono casi cumplido. Un doble error de Modric y Marcelo, que no supieron hacer falta a Sergi Roberto, permitó la contra del Barcelona hasta que la pelota llegó a Messi y ahí fue el acabose. El argentino recogió la pelota dentro del área y de primeras la puso junto al palo derecho de Keylor Navas. Messi había ganado el Clásico y había vuelto a enganchar al Barça a la Liga. Quién sabe si este gol puede cambiar el devenir del campeonato.

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