La prepotencia le sale cara al Celta

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Los jugadores del Celta celebran uno de los goles al Real Madrid. (Getty Images)

Prepotencia, dícese del ejercicio de un poder que es muy grande o superior al de otro, en especial cuando se hace de manera abusiva. Pues bien ésta es la que ha tenido el Celta de Vigo sobre el Alavés desde el día en que conoció que iba a ser su rival en las semifinales de la Copa del Rey, y el resultado ya lo conocen: David venció al supuesto Goliat.

Todo empezó el 27 de enero a las 13 horas aproximadamente. Tal y como una cámara de Radio Marca Vigo pudo filmar, al conocerse los emparejamientos del sorteo, la euforia del vestuario celeste se escuchaba desde la sala de prensa dónde su capitán, Hugo Mallo, contenía la alegría de evitar a los dos cocos, Barcelona y Atlético de Madrid, con una sonrisa comedida.

Apenas seis días después, la primera batalla en Balaídos iba a restar este sentimiento de alegría instalado en la afición y en los jugadores desde que dejaran K.O al Real Madrid en la ronda anterior. Bajo un diluvio universal, el Celta de Vigo no iba a conseguir pasar del empate ante el Alavés (0-0) con una soberbia actuación en portería del exmadridista Pacheco, que cumplía la primera parte de su particular venganza.

De la ida a la vuelta, el alcalde de la ciudad gallega, Abel Caballero, se iba a erigir en el verdadero protagonista. Aprovechando el aplazamiento del Deportivo-Betis del viernes por el temporal de viento y lluvia que azotaba media España y había desprendido gran parte de la cubierta de Riazor, iba a hacer una triquiñuela que visto lo visto le salió mal.

El sábado al mediodía dio por suspendido el Celta-Real Madrid que tenía que disputarse el domingo a las 20:45 horas, y a partir de ahí comenzó el lío. Si bien es cierto que un pequeño trozo del techo de Balaídos se había quitado, el hecho de adelantarse a LaLiga olía mal.

Los tres días más de descanso que tendrían respecto al Alavés para la vuelta de semifinales de Copa era la verdadera razón que escondía los razonamientos técnicos y metereológicos que daba el citado político. Es por ello, que su rival pidió aplazar el encuentro del miércoles, sin el mismo éxito.

De la cacicada al esperpento

La mañana del domingo en Vigo amanecía con sol pero la decisión ya estaba tomada. La cacicada del señor alcalde era un hecho, aunque seguía atacando al Real Madrid asegurando que no habían velado por la seguridad de las personas.

El conjunto blanco, a través de un comunicado, le llamó mentiroso exponiendo las tres alternativas que aportó para que se pudiera disputar el partido.

Fue entonces cuándo el esperpento de Abel Caballero continuó, cambiando la versión de lo sucedido en cada entrevista que concedía y llamando «prepotente» al club merengue, de lo que terminaba presumiendo con su forofismo incontrolado.

Las palabras del entrenador del Celta de Vigo, Berizzo, retrataban al alcalde de la ciudad de su equipo aludiendo a una revisión de Balaídos constante y no sólo a posteriori y queriendo poner fin al a historia, que sin embargo se hizo el miércoles en Mendizorroza quedando eliminados a las puertas de la final.

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