COPA DEL REY: REAL MADRID 1-2 CELTA

Empanada Real

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Los jugadores del Celta celebran el 1-2 en el Bernabéu. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Fue un mal trago. Una Copa con hielo. Una empanada Real. El Real Madrid perdió en el Bernabéu ante el Celta por 1-2, un marcador que complica las opciones de los blancos de meterse en las semifinales de la Copa del Rey. Los de Zidane salieron congelados y afrontaron el partido al trantrán. El Celta se adelantó con gol de Aspas y, aunque Marcelo logró el empate rápido, Jonny en una contra puso el gol definitivo para los de Berizzo, que dio una lección táctica en el Bernabéu.

Zidane rotaba, faltaría más, pero con prudencia. Si el Real Madrid fuera una cara, los cambios eran los retoques de Catherine Zeta Jones, no la reconstrucción de Melanie Griffith. Casilla volvía ser el portero de noche en la Copa, dispuesto a mantener el debate de la portería más abierto que una tienda de chinos. En defensa sólo faltaba el lesionado Carvajal, que cedía su puesto a Danilo, a ver si a fuerza de oportunidades consigue encontrarse a sí mismo.

El resto de la zaga, titulares: Marcelo, Varane y el capitán general, Sergio Ramos. En el centro del campo Zidane es más inmovilista que Rajoy: Casemiro, Kroos y Modric. Pero la pequeña revolución llegaba arriba. Ni Benzema ni Morata, el nueve era Cristiano. A su lado, dos muchachos excelentes: Lucas Vázquez y Asensio. Zizou apostaba por un equipo más veloz, más impetuoso, más solidario, más parecido al que arrolló al Sevilla hace un par de semanas en el Bernabéu.

Nació vertiginoso el duelo con un Celta osado, que pretendía sacudirse el frío y los nervios a pura presión. Al Madrid le costaba una vida sacar la pelota jugada, mientras que los de Berizzo le daban pausa al balón. Tuvo que ser Marcelo el primero que se atreviera a romper las filas celestes y asomarse al área de Sergio. Respondió el Celta con una contra de Aspas, que cayó a los pies de Ramos. Como mucho era faltita, pero Fernández Borbalán, de gatillo fácil, se inventó una amarilla que sólo existió en su imaginación.

Poco a poco, suavemente, el Real Madrid iba inclinando el partido hacia el área del Celta. Era cuestión de madurarlo, aunque el clima era más de cámara frigorífica que otra cosa. Los celestes generaban cierto temor en las contras comandadas por un Iago Aspas en estado de gracia. En las áreas, como si fuera una novela de Goytisolo, no había ocurrido nada en los primeros 15 minutos.

Partido sin áreas

Un disparo lejano de Lucas en el 19 que atrapó abajo Sergio fue el primer síntoma del Madrid de su comparecencia al partido. Los de Zidane jugaban con parsimonia y sin encontrar espacios entre la maraña táctica de Berizzo. Sólo Asensio parecía entender lo que se les escapa a los ingenieros de McLaren: para ganar, hay que acelerar.

Hugo Mallo rascó el tobillo a Asensio en el 26, pero Fernández Borbalán esta vez no quiso desenfundar. Así era el doble rasero del impredecible árbitro almeriense. El Celta seguía avisando en contras y el Real Madrid no espabilaba. Berizzo era feliz en la banda del Bernabéu. Entonces Sergio Ramos decidió echarse al Madrid a la espalda y empezar a subir al área rival. De una subida del capitán nació la ocasión más clara del equipo blanco, tras un remate de Cristiano que sacó bajo palos Jonny.

El arreón final del Madrid, al filo del descanso, devino en un par de llegadas. Un posible penalti a Cristiano que Fernández Borbalán ni se pensó y un disparo lejano de Casemiro fueron el bagaje del equipo blanco antes del descanso. Se avecinaba Zidanina al descanso.

Acelera el Madrid

Apretó algo el Real Madrid de salida, con un Celta algo más replegado. Cristiano disparó de lejos en el 49 y Sergio atrapó sin apuros. Los blancos necesitaban más rock and roll para agitar el partido. Asensio, que había sufrido un pisotón de Radoja en la mano, fue el primer cambio (obligado) de Zidane en el 52. Morata al campo.

Y fue Morata en el 57 el que tuvo la más clara del Real Madrid. Él mismo se la fabricó en el área y su disparo lo desvió un defensor, aunque Fernández Borbalán no pitó córner. Luego fue Lucas Vázquez el que remató arriba. Los blancos empezaban a currarse el gol como el Rey Juan Carlos se curró a Bárbara Rey.

Locura transitoria

Y al filo del 64 el Celta puso patas arriba el Bernabéu. Fue una contra que galopó Bongonda tras un fallo doble de Danilo y Casemiro. La puso al área, mientras los madridistas corrían hacia atrás. Marcelo despejó de espuela y la pelota cayó en los pies de Iago Aspas, que no perdonó y puso un 0-1 que complicaba al Real Madrid no sólo el partido sino la eliminatoria.

Entonces el partido entró en esquizofrenia. El gol del Celta espoleó a los blancos, que apenas tardaron cinco minutos en empatar con un golazo de volea de Marcelo, pero casi en el saque de centro los de Berizzo hicieron el 1-2 después de una pérdida de balón de Lucas Vázquez que regaló una contra que finalizó Jonny.

Zidane metió a Kovacic por Lucas y a Benzema por Danilo, que se llevó una pitada enorme en el Bernabéu. Apretaba el Real Madrid sin orden ni fútbol. Sólo creaba peligro a balón parado y se le agotaban los minutos. Le quedaba la épica, aunque esta vez ni por ésas. No sonó la flauta ni en la heroica. Por mucho que el Madrid lo intentó, esta vez no pudo. La tuvo Benzema en boca de gol, pero la echó al cielo del Bernabéu.

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