REAL MADRID 3-0 SEVILLA: OCTAVOS DE FINAL COPA DEL REY

Cabalgata blanca

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James y Modric celebran uno de los goles del Real Madrid. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Fue una cabalgata blanca. Un baño. Un repaso. Un chorreo. Un memorable partido del Real Madrid, que arrolló al Sevilla y demostró que la Felizidane no tiene fin. El equipo blanco rozó la perfección. Defendió y corrió más que nadie y atacó con la precisión y brillantez de los músicos del concierto de Año Nuevo. Goleó al Sevilla con un doblete de James y un tanto de Varane y encarrila la eliminatoria a falta del Pizjuán.

Año nuevo, rotaciones viejas. Más allá de las cinco bajas –Bale, Ramos, Pepe, Kovacic y Lucas Vázquez–, Zidane daba descanso a Cristiano, que no estaba ni convocado, y a Benzema, directo al banquillo, que es como si Antena 3 diera descanso a la Pedroche en las campanadas. Pero Zizou es así y así seguirá, nunca cambiará. Es su filosofía y, de momento, le ha ido como para que los Reyes Magos le traigan un jet privado hecho de grafeno.

Jugaba Casilla, portero de noche en la Copa, con una defensa sin Ramos, pero con los titulares Carvajal, Varane y Marcelo y el polifacético Nacho, que es a la defensa lo que Jesús Vázquez a la televisión: todo lo hace bien. Delante, el trío de centrocampistas a los que Zidane no rota (casi) nunca: Casemiro, Kroos y Modric. Así que de tirar la Copa, nanay. Arriba no estaba la BBC, pero sí el mago Asensio, el goleador Morata y el díscolo James, dispuesto a hablar en el campo después de su rajada en Japón.

Salió el Sevilla presionando arriba, con las prisas de quien hace las últimas compras antes de Reyes. Aguantaba el Real Madrid el arreón de los de Sampaoli e incluso dio el primer susto con un casi gol de Morata en el primer minuto, invalidado en todo caso por fuera de juego. Y también apretaban arriba los de Zidane, dispuestos a no arrugarse. Respondió el Sevilla con una ocasión de Correa en el 3, que acabó en córner.

El partido tenía el ritmo de un villancico rociero. Pase a pase el Madrid empezó a dominar el juego y a encerrar al Sevilla cerquita del área de Sergio Rico. Y fruto del dominio y de una excelente presión llegó el tanto del equipo blanco. Fue Casemiro el que le robó la cartera a N’Zonzi casi en el área sevillista. El brasileño tocó para James y el colombiano controló, se acomodó y marcó un golazo con su zurda mágica que hizo inútil la estirada de Sergio Rico. El Madrid encarrilaba el partido.

James se sube al tren

Pudo marcar Modric el 2-0 después de un jugadón coral de todo el Real Madrid, pero su volea en plan Ibrahimovic lamió aunque por fuera el poste derecho de Sergio Rico. Los blancos estaban desatados y el Sevilla pedía a gritos un tiempo muerto o una pausa para la publicidad o lo que fuera que parara el vendaval madridista. Arreciaban los de Zidane en oleadas, como un temporal de invierno.

Lo bordaba el Real Madrid. Fueron 20 minutos de un fútbol elevado a la categoría de arte plástica. Un Modric imperial gobernaba el centro del campo y era el primero en ir a la presión cuando tocaba remangarse. Un agarroncito de Carvajal a Iborra en el 23 bien pudo haberle costado al equipo blanco un penalti, pero Mateu, siempre seguro de sí mismo, no señaló nada.

Otra jugada de Play Station del Real Madrid la culminó Marcelo con una tremenda volea que salvó Sergio Rico. Pero del córner nació el 2-0 de los blancos. Fue el clásico gol de la pizarra de Zidane. Kroos afiló el taco de billar y la puso en la cabeza de Varane, cuyo remate picado se le pasó enre las manos a Sergio Rico. El Madrid seguía y seguía atacando como el conejito de Duracell y Morata tuvo en sus botas el tercero después de una gran jugada individual.

A los 33 Kiko Casilla salvó el tanto del Sevilla (que rima y todo) después de un mano a mano ante Correa. El meta catalán trabaja en silencio pero está opositando muy seriamente a la titularidad. Y volvió a ser Casilla el salvador del Real Madrid con otro mano a mano ante Vitolo en el 42. Insisto: méritos más que de sobra para ser titular.

El error de Mateu

En el 43 Mateu erró al pitar un penalti después de que James empujara a Mercado y éste, fruto del empujón del colombiano, acabara derribando a Modric. James marcó la pena máxima y el Madrid se fue al descanso con un 3-0 que no habría soñado ni el más optimista de los aficionados blancos.

El Real Madrid siguió en plan vendaval en la segunda mitad. Morata perdonó el cuarto en el 48 después de una asistencia genial de Marcelo. Dominaban los blancos, mientras que el Sevilla no terminaba de coger el aire al partido. Casemiro y Kroos también se apuntaban a la fiesta de Modric para tocar con lustre en el centro del campo convirtiéndolo en una sinfonía de fútbol.

Y la tuvo otra vez Morata en el 55 después de otra gran presión alta de los blancos. Pero no parecía ser el día de Álvaro, al menos de cara al gol, aunque su trabajo defensivo era impagable. El Madrid rondaba el cuarto, que se le resistía como una tronista picajosa.

Perdona Morata

Zidane movía el banquillo y metía a Isco por un desfondado Marco Asensio, que se llevó la ovación del Bernabéu, que reconocía no sólo su partidazo, sino el del resto del equipo. El Madrid seguía bordando el fútbol de salón, con un juego que encandilaba a su parroquia. Sólo faltaba un gol para sellar la goleada. El Sevilla era un guiñapo que apenas podía seguir con la vista la pelota, que pasaba de pie a pie de los jugadores blancos.

Hasta James Rodríguez se estaba cascando un partidazo de no te menees. Había marcado dos goles, pero se estaba vaciando corriendo como en su primera temporada, haciendo méritos para que Zidane vuelva a tenerle entre sus intocables. Le cambió en el 78, ovación mediante, para dar entrada a Danilo en el centro del campo. Pasaban los minutos, el Madrid acumulaba ocasiones pero no caía el cuarto.

En los últimos ocho minutos sacó Zidane a Mariano, que tardó cinco segundos en rondar el gol. No lo logró, tampoco Danilo un poco después y el partido se fue consumiendo hasta el 3-0 final que rubricaba una exhibición del Real Madrid tan bella como inesperada. Eliminatoria, puede que no sentenciada, pero sin duda sí que encarrilada.

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