ATLÉTICO VS REAL MADRID: LA RESACA DEL DERBI

Isco y Nacho le callan la boca a Koke

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Isco y Nacho celebrando la Undécima a la izquierda de la imagen, a la derecha Koke superado en el Calderón.

¿Se acuerdan de la vacilada de Koke a Isco y Nacho en uno de los entrenamientos de la selección española durante la última concentración? Yo se lo resumo. En mitad de un rondo, y tras un fallo de Koke, los jugadores madridistas bromearon. «En el derbi seguro que haces más», a lo que Koke respondió algo fuera de lugar. «Yo al menos juego el derbi», espetó, dando a entender que ni Isco ni Nacho lo jugarían y burlándose de su posible condición de suplentes en el equipo de Zidane.

Koke, ante la seguridad de que él sería titular en el equipo de Simeone, se sobró de esta forma con los madridistas pero, para su sorpresa, una hora antes del partido se hicieron oficiales las alineaciones y los dos jugadores blancos formaban parte del once que había elegido Zidane. Ahí fue cuando Koke tuvo que comerse sus palabras por primera vez pero la pesadilla para el futbolista colchonero no había hecho más que comenzar.

Isco, desde el primer minuto de partido, dejó claro que el dueño del centro del campo iba a ser él. Fino en el toque, inteligente en la decisión y sublime en la ejecución, el malagueño filtraba balones a los de arriba con una clarividencia descomunal y se deshacía de los rivales con controles orientados y regates de todo tipo. Tanto, que a Koke se le quitaron las ganas de reír.

Nacho, por su parte, completó un partido sin errores. Si alguien creía que el 4-0 de hace dos temporadas le iba a pasar factura, quedó claro que el central es un futbolista maduro. No se dejó intimidar en ningún momento, no perdió la colocación, estuvo correcto en la marca, rápido en las coberturas, seguro en el juego aéreo y expeditivo en el cruce. A Koke ya le entraron ganas de llorar.

Y es que su frustración llegó a límites insospechados. Se encaró -llegaron a juntar las frentes- con Cristiano Ronaldo y discutió varias veces en los minutos finales con Simeone y con algunos de sus compañeros mostrando su disconformidad con el estilo y las órdenes que les daba su entrenador. Además, al acabar el partido, justificó la derrota con argumentos infantiles y resto mérito a la victoria del Madrid dentro de su rabieta. Lo que comenzó como una broma sin gracia, acabó como un drama.

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