ATLÉTICO 0-3 REAL MADRID: JORNADA 12 DE LIGA

Monumental repaso táctico de Zidane que dejó en cueros a Simeone

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Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Fue una clase magistral, una lección de pizarra, un monumental repaso táctico que debería ser estudiado en los cursos de entrenadores presentes y venideros. Zinedine Zidane, al que algunos tildaron como un póster y no como un entrenador, dejó en cueros a Simeone con un planteamiento sorprendente por el que el Real Madrid empezó a ganar el derbi.

El entrenador del equipo madridista, lastrado por las bajas de cinco titulares indiscutibles más Morata, tuvo la osadía táctica de variar el dibujo del equipo en el Calderón. Del 4-3-3 habitual, modificado a veces en un 4-2-3-1, Zizou pasó a un clarísimo 4-4-2. ¿Su objetivo? Ocupar el campo racionalmente, cerrar los espacios a las salidas de Juanfran y Philipe Luis y permitir que Isco jugara con absoluta libertad. Lo clavó y el Real Madrid dio un mordisco a la Liga.

Modric y Kovacic (inconmensurable) se repartieron el trabajo en el centro del campo. Lucas Vázquez en la derecha y Bale en la izquierda eran émbolos que defendían y atacaban sin descanso, devorando kilómetros como un coche diesel. Arriba, Cristiano volvía locos a Godín y Savic cayendo constantemente a las bandas e Isco lucía, qué digo lucía, deslumbraba aprovechándose de los espacios que le dejaba el portugués. Simeone asistía impertérrito al jaque mate de Zidane.

En la segunda parte el Atlético apretó y Zidane cambió su dibujo. Varió el esquema al 4-1-4-1. Kovacic ejercía de pivote defensivo en plan Casemiro. Por delante, una línea de cuatro con Modric e Isco más centrados y Lucas y Bale por fuera. Arriba, Cristiano se bastaba solito para seguir destrozando a la zaga rojiblanca. El cambio pilló al Cholo en fuera de juego. Ni siquiera sus charlas con el Mono Burgos arreglaron el desaguisado.

Con la entrada de Benzema por Isco volvió el 4-3-3 pero el derbi ya estaba sentenciado. Zidane se había doctorado cum laude en el Calderón y había impartido una lección memorable en la pizarra. Sus detractores, a estas horas, siguen metidos en sus madrigueras, en sus cuevas periodísticas, a la espera de mejor ocasión para atizar a un técnico que, por cierto, ya lleva 29 partidos oficiales consecutivos sin perder.

 

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