El árbitro empuja al Castilla a una nueva derrota (2-1)

El Real Madrid Castilla está atravesando esa racha tan peligrosa que de vez en cuando sufren los equipos. Ese momento de frustración absoluta donde todo lo que pueda salir mal sale, y en ocasiones se empeora. Le sucedió hace una semana en el estadio Alfredo di Stéfano frente al Logroñés y le acompañó en su visita a Matapiñonera para medirse al San Sebastián de los Reyes. Nada funciona en la escuadra de Santiago Solari y se vio reflejado desde el primer minuto.

El Sanse, en medio de una crisis de resultados importante que le ha llevado a ocupar las plazas de descenso, se desayunó a los chicos de La Fábrica durante media hora en la que los blancos se veían totalmente superados. Carlos Abad dudaba, la defensa, hoy con la novedad de Tena en el centro de la zaga y Mario Hermoso en el lateral izquierdo, no era contundente y el mediocentro no era capaz de servir balones con rigor a la delantera. Sólo Aleix Febas trataba de crear peligro con esas circulaciones llenas de calidad que suelen parar los defensas rivales en falta. Finalmente, el infortunio se confirmó cuando el luminoso marcaba el minuto 15.

Fer Ruiz recibía, superaba a Lienhart y batía al meta canario. La reacción del Castilla fue demoledora. Ni un grito de ánimo ni unas palmas que hiciesen espabilar a los jugadores, sólo cabezas gachas de los hombres que estaban en el césped y de un Solari que se desesperaba en el banquillo. Todo podría haber terminado si el Sanse hubiese transformado un disparo que se topó con el travesaño y luego se encontró con Abad.

Tras una media hora para olvidar, el Castilla dio un paso hacia delante y con muy poco empezó a crear peligro. En ese momento el árbitro se convirtió en protagonista. Primero se comió un claro penalti a Lin y después, no concedió un gol a Hermoso. Javi Muñoz centró, el defensa remató y tras tocar en el palo el balón entró y salió de la portería. El colegiado no lo vio el Castilla perdió la posibilidad de empatar.

La mala suerte corta la reacción

Salía pronto el Castilla, con ganas de entrar en calor y vencer al frío que arreciaba sobre Sanse. Y no tardaron mucho en demostrar que querían voltear el resultado y, sobre todo, la situación. En la primera que tuvieron, una falta en la frontal del área, Odegaard engañó a todos para hacer el empate. Respiraba el filial madridista, aunque pronto volvería a las andadas. En la réplica de los locales, Negredo, hermano del ex madridista, saltaba más que nadie para enganchar con la cabeza un centro que terminaba en el fondo de las redes. Tocaba volver a empezar.

El Castilla se terminó estrellando contra un muro. El Sanse aguantaba sin mayores apuros e, incluso, pudo aumentar la diferencia con un disparo muy lejano que se envenenó y terminó dando el el póster, segundo para los del norte de Madrid. El conjunto de Solari se aleja de las plazas de ascenso a Segunda División y entran en una crisis preocupante de resultados y moral.