El Castilla se regala tres puntazos (1-0)

Sergio-Díaz
Sergio Díaz celebra un gol. (Realmadrid.com)
Iván Martín

El miedo al error primó en la primera mitad. Los dos filiares eran conscientes de que el falló se iba a pagar muy caro, y así fue. Dentro de la precaución, fue el Bilbao Athletic el que puso un poco más de peligro en sus llegadas, aunque no fueron capaces de batir a un Carlos Abad muy seguro. No obstante, esas intentonas fueron las menos, realmente el fútbol brillo por su ausencia y ninguno de los dos equipos mostraron la calidad que se les presupone.

En estas y volviendo al que falla paga, el que pagó fue el Athletic. En una jugada sin absoluto peligro, Simón, arquero rojiblanco, recibía el esférico en la frontal y su confianza le costó muy cara a los cachorros de Lezama. Falló en el control y Sergio Díaz, más listo que ninguno, le encimó con una confianza ciega y se llevó el premio gordo. El paraguayo robó y sólo tuvo que realizar un paseo triunfal ante una portería sin oponente. Sin saber muy bien como el Castilla mandaba en el marcador. Un gol, que a posteriori, sería vital.

En los minutos restantes pasaron pocas cosas, por no decir que no sucedió nada. El Athletic lo intentó con un disparo que paró Abad y el Castilla replicó con un lanzamiento de Odegaard que también se encontró la respuesta del meta bilbaíno. La más emocionante sucedió con el primer acto finalizado, ya que el colegiado decidió cortar una acción peligrosa del Athletic para pitar el final y eso provocó la ira de los jugadores dirigidos por el Cuco Ziganda. Finalmente, todo se solucionó con una amarilla.

Sin fútbol, pero con puntos

En la reanudación el Athletic volvió a salir mejor. Olaetxea hizo temblar el arco madridista con un zapatazo que reventó en el travesaño. Mientras, Odegaard era el jugador blanco que más peligro llevaba sobre el área vasca. El paso de los minutos paró el ímpetu de los leones y el Castilla vivió más tranquilo. Lo que lo pagaron fueron los espectadores, que vieron como el partido carecía de cualquier tipo de emoción. 

En el tramo final se animó un poco la contienda, cuando Carlos Abad aguantó perfectamente para desbaratar un mano a mano de Guruzeta y Sergio Díaz puso la réplica con una gran jugada personal que finalizó con un disparo que se marchó al lateral de la meta rival. A falta de cinco minutos para la conclusión el Castilla se quedaba con 10 jugadores tras ver Mario Hermoso una segunda amarilla. Esto espoleó a los vascos, que lo intentaron hasta el final, pero los tres puntos no salieron del Di Stéfano. Victoria sufrida y, visto lo visto, merecida.

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