A la Final Four en modo campeón (79-89)

A la Final Four en modo campeón (79-89)
Los jugadores del Real Madrid celebran una victoria ante Darussafaka. (Getty)
Iván Martín

«La relajación no entra en mi cabeza», decía Pablo Laso tras recuperar el factor cancha ganando al Darussafaka en tercer partido. Un pensamiento del entrenador que los jugadores del Real Madrid entendieron a la perfección. Los blancos volvían a saltar al Volkswagen Arena de Estambul con el único objetivo de sumar la tercera y definitiva victoria de una serie tremendamente dura.

El encuentro comenzó como se esperaba. La igualdad predominaba en el parqué y ninguno de los dos equipos fueron capaces de abrir brecha. El Madrid estaba bien en el plano defensivo, mientras que los turcos trataban de impedir que los de Laso corrieran.

Los blancos lograron irse al final del primer cuarto tres puntos arriba. 21-24 rezaba el marcador cuando los 10 primeros minutos del partido se habían consumido. Un Madrid muy serio estaba actuando como un auténtico equipo, aunque no eran capaces de frenar a un Wanamaker descomunal.

Los primeros cinco minutos del segundo cuarto fueron de un toma y daca donde las actuaciones de Llull y Wanamaker destacaban. Hasta que se pidió tiempo muerto. Tras el paso por los banquillos, el Madrid comenzó a mandar en el marcador. La defensa blanca funcionaba, Trey Thompkins se echaba el equipo a la espalda en ataque y la distancia se amplió hasta los nueve puntos. Aunque al descanso el Madrid se fue mandando por siete. Distancia tranquilizadora para afrontar los momentos decisivos.

Carroll rompió el partido

Tras el descanso el partido comenzaba con un Madrid muy enchufado que llegó a romper la barrera de los 10 puntos de diferencia. Parecía que todo iba sobre ruedas, aunque ante los hombres de David Blatt nada se puede dar por ganado hasta que termina. La escuadra turca comenzó a remar y se puso a tres puntos tras un triple de Scottie Wilbekin. Partido nuevo que pronto volvería a romper el Madrid.

La defensa madridista volvió a funcionar y el ataque fluía ante la férrea defensa otomana. El Madrid comenzaba a cimentar el encuentro. Más si cabe cuando se terminó de romper definitivamente en el último minuto del tercer cuarto. El Madrid aprovechaba una falta con tres tiros sobre Carroll, dos técnicas sobre Harangody y Blatt y una falta de Slaugther a Doncic para sacar siete puntos de ventaja en una sola jugada. Y sobre todo, irse al último cuarto 14 puntos arriba. Muy mal se tenían que dar las cosas para no sellar el billete a la Final Four.

El último cuarto comenzaba con el Madrid lanzado. Los de Laso sabían que con mantener la distancia sería suficiente. Tocaba tener la cabeza fría, no entrar en el juego desesperado de Darussafaka y terminar cerrando el choque. Y así lo hicieron. Los blanco llegaron a ampliar la ventaja hasta los 17 puntos. Pero, tal y como decíamos anteriormente, a los hombres de Blatt hay que ganarlos varias veces.

Reacción turca y Llull al rescate

Parecía que todo estaba sentenciado. El Madrid no levantaba el pie y el Darussafaka lo intentaba, pero no era capaz de acercarse. Hasta que el ataque madridista comenzó a ser menos efectivos y los locales liderados por un imperial Wanamaker comenzaron a comerse la ventaja hasta ponerse a ocho puntos de distancia cuando restaban dos minutos para el final. Los nervios comenzaban a aparecer por la expedición madridista. Más si cabe cuando la sangría aumentaba y la diferencia se reducía a los seis puntos. Y entonces apareció el de siempre.

Sergio Llull volvía a tirar del equipo en el momento más delicado para convertir un 2+1 que daba aire al Madrid. Ahora sí lograron los blancos dar el paso definitivo para sacarse el billete a la Final Four. A lo campeón. Como los grandes. Con un golpe de autoridad al alcance de muy pocos ganando dos partidos en Turquía. Lugar donde volverá a finales de mayo, pero esta vez para luchar por la Décima. El Real Madrid lo consiguió.

 

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