REAL MADRID VS PANATHINAIKOS: JORNADA 7 DE EUROLIGA

El Increíble Llull aniquila a Panathinaikos (87-84)

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Llull entra a canasta en el partido frente a Panathinaikos. (EFE)
Nacho Atanes
  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

El Real Madrid igual te firma un partido brillante con una defensa insuperable que logra una victoria irregular gracias a una actuación individual estelar. Sergio Llull fue el madridista encargado de atar un importante triunfo frente a Panathinaikos (87-84) tras anotar 30 puntos, nuevo récord personal en Euroliga. 

Xavi Pascual, entrenador metódico donde los haya, tenía un plan para frenar a las grandes estrellas anotadoras del Madrid, pero seguro que no esperaba que el líder en el inicio de partido fuera Jonas Maciulis, que con nueve puntos casi consecutivos combatía con la debilidad defensiva de los de Pablo Laso, que convirtieron en espejismo los 59 puntos recibidos el domingo frente a Iberostar Tenerife.

El tercer triple de Feldeine cayó como una losa en el Palacio, que reclamó a su héroe, Sergio Llull, que aunque desacertado en el tiro se las ingenió para sumar y que el parcial inaugural no se convirtiera en algo dramático para los blancos. El partido estaba muy igualado pero no sería hasta el comienzo del segundo cuarto cuando un tiro libre de Draper ponía, eventualmente, las tablas en el marcador.

Después del tirón de un vengativo y extramotivado Bourousis llego el de Llull, que con ocho puntos en tres jugadas consecutivas demostró que tiene un motor al contraataque y que los triples, a tablero, también valen, y más para recuperar el mando del partido.

Con la noche ya cerrada en Madrid, las defensas demostraron que habían preferido irse a dormir en vez de acudir al Barclaycard Center y de ello se aprovecharon Thompkins, por partida doble, y Feldeine, que aumentaban el tanteo a escasos minutos del descanso, que llegaría con una nueva canasta de ’33’ que es, recordemos, descarte habitual en Liga Endesa. Así es la plantilla del Madrid.

A pesar de que Laso aseguraba antes del inicio del tercer cuarto que el Madrid no había defendido tan mal, los 49 puntos recibidos en la primera mitad debían bajar para acabar el partido con una victoria, pero eso no es exactamente lo que pasó. Siete puntos en minuto y medio volvían a encender las alarmas, pero como agua que riega un incendio llegó Llull para anotar tres canastas, cada cual más difícil, y pedir más ruido al Palacio antes de abrirse, en el tiempo muerto, un Red Bull.

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Randolph lanza a canasta ante la oposición de Pappas. (EFE)

Con el arreón, Llull había conseguido todo menos devolver al Madrid al liderato, y a pase de Rudy, volvió a desmarcarse para terminar el trabajo. Ayón, que junto a Randolph estaba realizando un gran trabajo sin hacer demasiado ruido, le negó la zona a Bourousis una y otra vez para alegría de una afición que se ponía en pie con la última canasta del cuarto, obra, como no, de su número ’23’.

Incertidumbre, récord y victoria

La máxima madridista llegó en el primer ataque del cuarto decisivo, con un gran triple de Rudy, pero dos canastas de los interiores de Panathinaikos volvían a acercar a los helenos en el marcador.  La lesión de Gist, uno de los seguros de Pascual, provocó la ovación de la siempre cordial afición madridista, antes de ponerse de nuevo al lío, que aún era mucho.

La tensión se podía cortar con un cuchillo, pero el agujero en defensa del Madrid volvió a abrirse con cada vez menos minutos por jugarse. Se hablaba de que Llull, antes del inicio de los últimos diez minutos, estaba a un punto de batir su récord en Euroliga, y el Increíble, aunque tarde, cocinó un 2+1 para cumplir, de nuevo, su cometido y devolver al equipo las ganas de triunfar.

Feldeine y su sexto triple del encuentro congelaba a un Palacio que ya se veía ganador a un minuto del final y obliga a los blancos a volver a remar. Y a remar nadie gana a Ayón, que bajó al barro para recuperar un balón decisivo después del enésimo canastón de Llull, que ponía las tres cifras en su contador particular.

Quedaban menos de 10 segundos cuando una caída de Thompkins derivó en un balón dividido que Carroll, más listo que nadie, consiguió decantar a favor blanco. Panathinaikos tuvo una última oportunidad de poner las tablas, pero Rudy se impuso a Rivers en defensa y cerró una sufrida victoria en una jornada de pinchazo de los grandes.

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