Candilazos

Pirómanos de puño y rosa

Pirómanos de puño y rosa
Segundo Sanz

La ley del embudo, lo ancho para uno y lo estrecho para los demás. Esa es la que manejan dirigentes del PSOE para acusar de crispadores a los partidos de la oposición, cuando, en realidad, son ellos los que están prendiendo la mecha del enfrentamiento ciudadano. Han rescatado la etiqueta de la crispación, un clásico que utiliza la izquierda para estigmatizar a la derecha, de nuevo estando en el Gobierno. Fue Zapatero aquel que dijo a micrófono cerrado lo de “nos conviene que haya tensión”. Ahora, diez años después, la historia se repite con unos pirómanos de puño y rosa que practican el guerracivilismo político con el revisionismo histórico y la complicidad con los golpistas catalanes, como marco idóneo para ellos.

La pintada del último descerebrado en la tumba del dictador (tenía seis años cuando murió Franco) no es un hecho aislado. En absoluto. Estos arrebatos son consecuencia directa del caldo de cultivo que está generando el sanchismo. A medida que los planes de este Gobierno Marketing vayan fracasando en esta empresa revanchista, vendrán más ataques, más odio y más oprobio. “No se pueden producir situaciones de enaltecimiento al dictador”, había afirmado la vicevogue Calvo el día anterior a la profanación. Fueron esas declaraciones en las que habló de un falso acuerdo con El Vaticano para que los restos de Franco no sean trasladados a la cripta familiar de La Almudena.

Sin embargo, pronto llegó el desmentido de Roma y del Arzobispado de Madrid. Lo explicó muy bien Francisco Vázquez, exembajador ante la Santa Sede y exalcalde de su mismo partido en La Coruña, en los micrófonos de Herrera en Cope. Vázquez cuestionó la Ley de Memoria Histórica, definiéndola como «un remedo de la Ley de Represión del Comunismo y la Masonería de 1949» y afirmó que Calvo y compañía están «haciendo lo mismo que ellos condenan del franquismo», es decir, “retrotrayendo” a la sociedad “al año 39 y al año 40”.

Claro, que en esa reapertura de viejas heridas restañadas, la mirada retrospectiva siempre es sesgada. A la fraila del chavismo corrupto en Andalucía hay que recordarle que el lugar donde nació fue -pocos días antes de aquel año 39- el Guernica de la Subbética. Pero esta vez, por un bombardeo republicano pese a encontrarse a mil kilómetros del frente. Así, estos días circula el siguiente mensaje dirigido a la número dos de Sánchez: “El próximo 7 de noviembre se cumplen 80 años del bombardeo de Cabra (Córdoba), su ciudad natal, por parte de la aviación republicana, que arrojó más de seis toneladas de bombas sobre la población civil que estaba en poder del bando nacional, alejada del frente y sin ningún valor estratégico. Se concentró sobre el mercado de abastos y sobre un barrio humilde, 109 muertos, entre ellos 14 niños, y más de 200 heridos. Me gustaría saber qué actos piensa organizar el Gobierno de España para recordar esa masacre y pedir perdón”.

La respuesta ya la dio la Junta andaluza años atrás, sosteniendo que ‘nada de nada’, que aquello fue un error estratégico, que los tres Tupolev SB-2 Katiuska del bando republicano confundieron las lonas del mercado con las de un campamento militar. Y encima hay que creérselo…

Tampoco fue causal que en esta misma semana el granollerense Dani Mateo se sonara los mocos con una bandera de España en prime time. Este gag del cómico que compartió pupitre con Albert Rivera incendió las redes hasta el punto que la cuenta oficial de la Guardia Civil salió a pedir “respeto” a la enseña nacional. Aunque la responsabilidad primera, ciertamente, es de quien sólo unos días antes cargó contra “los patriotas de la bandera en el balcón”. Esta gasolina la vertió la segunda en abordo en Ferraz, una Lastra obsesionada con la brocha gorda de distinguir entre rojos y azules, entre buenos y malos. Este país no se merece una clase gobernante que eche más leña al fuego. Y los del puño y la rosa lo están haciendo con descaro.

Lo último en Opinión

Últimas noticias