No estáis solos porque sois nosotros

No estáis solos porque sois nosotros
cristinasegui-27-09-2017-interior

Es una tradición insana la de hablar mucho más de los miserables que de los héroes. Nos chifla cascar a España como si esta fuera la chati masoca que, por la suerte de tenernos, tuviera la obligación de aguantar a etarras pastoreando demócratas, a la saliva batasuna y a la yesca contra la bandera. Ese “ultra” dedicado desde Antena 3 o TVE 1 a la misma gente de bien que ha pasado décadas reparando los agravios y destrozos de nacionalistas levantándose puntuales a su hora para currar para tapar lo robado desde Cataluña.

Incólume reducto de orgullo y dignidad patria es nuestra Policía Nacional y nuestra Guardia Civil. Nuestros militares calentando en el banquillo con las botas puestas para entrar en la cancha del Golpe de Estado. Son la oportunidad de resarcimiento a millones de españoles que, a través de ellos, por fin sienten de forma abierta ese orgullo impartido durante largo tiempo como patología fascista desde plenos, aulas universitarias y platós de propagandistas de cuarta que insultan a la gente normal de una forma tan barata.

No es fascismo. Fascismo es bastardear los derechos civiles desde el poder y con total impunidad. A agitar la bandera y gritar “no estáis solos” para despedir a los que van a aguantar frente a batasunos y hueste separatista se le llama agradecimiento y orgullo nacional. Por eso, una vez más: Gracias a la UIP de Valencia, a la de Madrid, a la de Granada, Barcelona, Sevilla, Málaga, Bilbao… A cada Orca, Puma, Jaguar, Lobo, León, Reno, Raya, Cobra, Dragón, Águila de cada puñetero convoy del CNP que parte a Cataluña y que, a pesar de ir a jugársela con total inseguridad jurídica, envían mensajes de aliento a los compañeros que se quedan. A la UPR de Córdoba. A todas las de España. A todo el GRS y, en definitiva, a toda la Guardia Civil. A los que duermen en el Piolín amarrado mientras una gobernanta con cargo al Parlamento catalán y al Congreso almidona la almohada a los golpistas. Sois nuestro mejor y más hondo reducto de dignidad frente a los que han hecho del miedo, el acoso, el adoctrinamiento y el racismo un ejercicio profesional que ha logrado extorsionar a un país entero y que, sin embargo, jamás han conseguido ni un segundo de atención o respeto de un solo botones de la Comunidad Internacional.

No olvidaré a esos que marchan a Cataluña aguantando en un chaflán los golpes de botellas y adoquines arrancados del pavimento de la Castellana. A seis orcas frente a miles de violentos y obedientes, a los partisanos aburguesados que les arengaban desde La Tuerka en las gravísimas revueltas de septiembre de 2012. Cuando Rufianes y Espinares aún no soñaban con enfundarse más de 90.000 al año. Ninguno de aquellos policías sitiados corrió en dirección contraria. De repente uno salió de la nada corriendo y gritando “¡vamos!, y a pesar de que cualquier cálculo los situaba rodeados en menos de 200 metros, los otros seis le siguieron con tal determinación que la turba chequista se abrió con el espanto de un desertor bisoño.

Ni olvidaré las líneas de un veterano del GAR que detuvo al Carnicero de Mondragón en el 84: “Lo voy a contar, coño: no es un Gudari. ¡Es un Cagari! A este hijo de la gran puta lo detuvimos en Hernani. El súper macho llamado Joseba Zabarte lo observaba todo desde un zulo que había tras un espejo chino cagado físicamente”. Esos son los que van para Cataluña. No estáis solos porque sois nosotros.

Lo último en Opinión

Últimas noticias