El ‘tontogate’

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Como saben, han salido a la luz supuestos espionajes por parte de, también supuestos, cargos del Partido popular hacia su principal exponente público mediático, social y político, Isabel Díaz Ayuso, con vistas a desacreditarla como pudo haberse hecho con Cristina Cifuentes o Cayetana Álvarez de Toledo.

Yo me pregunto, amigos, ¿esto es contra las mujeres o contra las personas que brillan, en general? Yo diría que un fifty fifty, en el marco de esa cosmovisión antiquísima que tienen los algunos hombres, donde la mujer solo puede ser secretaria, o vedet (si es muy fea se le permite hasta una ingeniería de caminos, siempre y cuando no moleste).

Pero, ¡ay!, si es divergente, femenina y singular, si tiene ideas propias y triunfa con ellas, como Ayuso (y no digo que sea Pericles), entonces a su casa, “estas mujeres son un defecto de la naturaleza”, pensarán atemorizados, “hay que acabar con ellas como sea”. ¡¡¡¡Detective!!!!
¿Y qué ha pasado en el PP, antes poblado de abogados del estado, diplomáticos, algún filósofo que otro y ahora se compone de costillitas del líder (cuyo único mérito es comunicar moderadamente bien) inodoras, insaboras, inocuas, invisibles: ¡Cucas Gamarra!

El PP, tristemente, se está suicidando, pero no como el poético suicidio de Sócrates, que bebió cicuta por un presunto acto de impiedad, ahora se trata del suicidio del tonto que pierde la conciencia a base de kalimotxos. Este escándalo de espionaje es una chapuza, un watergate en cutre: ¡Un tontogate!

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