Si Sánchez quiere el apoyo de PP y C’s, que abandone a su banda

Si Sánchez quiere el apoyo de PP y C’s, que abandone a su banda

Tres largos meses mareando la perdiz, hablando de un Gobierno socialista en minoría que iba a brotar por arte de magia, gracias a un sutil manejo de la imagen institucional y de los tempos, y aquí tenemos a Sánchez; en la improvisación del último minuto; en el apuro; en el vértigo del momento.

En cambio –es de justicia reconocerlo–, salga lo que salga de la votación del próximo jueves, la jugada de Iglesias ha descolocado al PSOE. Pese a que Podemos se encuentra comatoso, el azar de convocar unas nuevas elecciones no seduce ya a Sánchez, por aquello que resuena en algunas voces en Ferraz: «En una elecciones se sabe cómo se entra, pero no cómo se sale». Con un poco de suerte para Iglesias –y para la desgracia del resto de los españoles– en esta encrucijada igual cuela a tres o cuatro ministros morados más una vicepresidenta en el próximo Gobierno de España. No es moco de pavo. Y si hubiese que ir a nuevos comicios, el PSOE aparecería ahora como responsable de la repetición electoral por no haber querido pactar con la izquierda.

El caso es que la torpeza de Sánchez le ha conducido ante una disyuntiva tremenda: o un ejecutivo con la banda de Podemos y de los independentistas o ir hacia nuevas elecciones en noviembre. Cualquier de las dos opciones presentan graves perjuicios. Decantarse por Podemos y por partidos que tienen la explícita intención de romper España no parece que vaya a ser una garantía de estabilidad. Y llevar a España a otras elecciones sería adentrarse en terrenos del puro y duro surrealismo.

Existe, sin embargo, una opción –remota, pero posible– para escapar de esta disyuntiva. Nos referimos a ofrecerle a Partido Popular y Ciudadanos un Gobierno de coalición real, hablando de carteras, de asignar personas concretas a puestos concretos. Sería algo así como la Gran Coalición de la que tanto se habló en su momento. Si la oferta fuese planteada de manera realista y leal, para Sánchez significaría marcarse un punto importante. Y si la ciudadanía percibiese que el presidente habla en serio, que no es un giro táctico, Ciudadanos y Partido Popular tendrían muy difícil decir que no a un Gobierno formado por la veta netamente constitucional que ocupa tres cuartos del hemiciclo.

No parece que algo así vaya a suceder. Sánchez, atolondrado, da la impresión de que caerá en la trampa de Podemos. En cuanto al PP y C’s, con toda lógica no se fían de quien no ha dado indicio alguno de ser merecedor de dicha confianza, entre otras cosas por sus guiños a los proetarras de Bildu y su complacencia con el partido del golpista Junqueras. Tampoco querrían que Sánchez los calcine con un abrazo del oso. Pero –insistimos– una coalición así, pactada y pautada, con nombres y carteras asignados a cada partido, sería la mejor forma de enterrar el siglo XIX y de meter a España de una vez en el siglo XXI.

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