Sánchez y la pastilla «me la suda»

Pedro Sánchez y la pastilla
Pedro Sánchez y la pastilla "me la suda"

Después de cuatro años largos que Pedro Sánchez lleva instalado –por cuenta de otros- en el poder ejecutivo de la nación española, hay una conclusión que se puede deducir con justeza: «Se la suda casi todo», que diría un castizo del madrileño barrio de Tetuán que es donde nació.

Es el gran publicista hispano de la pastilla «Me la suda». El laboratorio que la fabrica no tendrá más remedio que ficharle como comercial una vez que los españoles, mayoritariamente, decidan que va siendo hora de jubilar como primer ministro a tan singular personaje.

Se la suda que llegara a la Presidencia del Gobierno prometiendo lo que nunca cumplió: honradez, transparencia, austeridad y sentido común. Se la suda que las colas del hambre bajo su mandato se hayan alargado en proporciones inimaginables en un país que teóricamente es la cuarta potencia de Europa; se la suda que ahuecando momias de sus tumbas resulta imposible dar la vuelta a lo que trágicamente ocurrió en España. Se la suda que la realidad de la nación bajo su mandato haya perdido la competitividad de sus empresas y se la suda, finalmente, que bajo su mandato se haya sobrepasado con creces la cifra de tres millones de parados.

Se la suda que dentro de los organismos comunitarios, profesionales de la gestión de fondos públicos y del rigor presupuestario, aparezca como uno de los dirigentes de la UE bajo sospecha; lo único que parece importarle es que la presidenta Von der Leyen le siga bailando el agua hasta que sea reelegida para un segundo mandato (necesita el voto de España). Se la suda tener que pedir prestado dinero a los bancos ante el hecho más que probable de que la UE deje de bombear fondos a España y se la suda, obviamente, que la enorme deuda existente –acumulada y aumentada durante su mandato- siga agrandándose.

Se la suda que miembros de su Gobierno hagan oposición al propio Gobierno, algo jamás visto en lares democráticos. Se la bufa que bajo su égida de poder los medios públicos de información –RTVE/EFE- hayan sobrepasado todos los límites en libertad de información y neutralidad política. Se la suda que tenga que hincarse de rodillas, suplicando a los enemigos de la nación, unos magros votos para seguir durmiendo en su colchón monclovita.

¿Qué es lo que no se la suda a Sánchez? Él mismo, su grandeur impostada, y que pudieran conocerse sus andanzas económicas y las de sus allegados, incluso, por el norte de África. Tengo para mí que en su próxima campaña electoral prometerá a todos los españoles la pastilla «Me la suda». Algo es algo.

P.D. Ha dicho hace unas horas que piensa seguir muchos años como presidente del Gobierno. Como es tan mentiroso y fatuo es fácil colegir que él mismo sabe que le queda un telediario y, a lo sumo, otro medio.

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