Sánchez hunde en las tinieblas a la España que madruga

Para comprobar cómo Pedro Sánchez miente sin escrúpulos conviene darse un paseo por la localidad onubense de Cartaya. Un simple recorrido por sus calles basta para constatar el sacrificio que están haciendo sus comerciantes para hacer frente al tarifazo eléctrico con el que los castiga el Gobierno. Recibos de la luz astronómicos que se comen sus ingresos y les obligan a llegar al extremo de tener que apagar las luces para ahorrar energía, dando una apariencia lúgubre a sus locales que no invita precisamente a entrar en ellos. «Estamos ahorrando al máximo posible porque esto es de locos», ha explicado la dueña de un restaurante a OKDIARIO, que no sólo apaga las luces sino que también ha dejado de encender la tostadora.

Cartaya es una radiografía de la España real, de la que madruga y trabaja a oscuras para pagar la luz más cara de Europa. Una situación tenebrosa en la que nos ha sumido un iluminado irresponsable como Sánchez convencido de que todo era susceptible de arreglarse con grandes dosis de propaganda de digestión fácil. Eslóganes triunfalistas como “Este virus lo paramos todos” o  “Salimos más fuertes” eran parte de la pirotecnia mediática de la Moncloa para engañar a los españoles. Imposible no recordar los extenuantes ‘Aló presidente’ de Sánchez en los que prometía «no dejar a nadie atrás» mientras miles de españoles perdían sus comercios y sus empleos por culpa de su nefasta gestión de la pandemia. Y los que han sobrevivido a la pandemia, hoy luchan por sobrevivir a los recibos de la luz del Gobierno socialcomunista.

Si alguien quiere saber lo que es la pobreza energética, que se lo pregunten a los comerciantes de Cartaya que han declarado a Sánchez ‘persona non grata’ en sus locales. Como resumió perfectamente un hostelero cartayero a las cámaras de OKDIARIO, «aquí muchos derechos y muchas cositas, pero obligaciones poquitas». Españoles que hoy trabajan a oscuras como los murciélagos dan fe con su testimonio de cómo Sánchez les ha hundido en las tinieblas. Hacer de la farsa y la mentira una realidad paralela es algo a lo que el presidente socialista ya nos tiene por desgracia acostumbrados. Pero no le saldrá gratis: a este ritmo las encuestas ya auguran que lo terminará pagando en las urnas.