Con Sánchez, España es una nación amenazada

Con Sánchez, España es una nación amenazada

La situación en Ceuta es la constatación de la supina incapacidad del Gobierno socialcomunista para afrontar una política migratoria que establezca como principio elemental que nuestras fronteras son inviolables y que su defensa es una obligación del Ejecutivo que no admite atajos ni matices.

Tras la entrada masiva de inmigrantes ilegales procedentes de Marruecos se esconde la torpeza de un Gobierno que no fue capaz de entender que la presencia en España del líder del Polisario provocaría la inmediata reacción de Rabat y que, sin embargo, ha actuado con un tancredismo negligente. Es lo que tiene no entender que no se puede desafiar a Marruecos sin estar preparado para la reacción previsible y anunciada de la nación vecina.

Y eso es, exactamente, lo que ha ocurrido: que el Gobierno estaba en el guindo, vendiendo la España sanchista del 2050, cuando lo que que tenía que estar haciendo es blindando nuestras fronteras del sur ante la oleada de ilegales que se nos venía encima. Ceuta no podía quedar desprotegida, pero Sánchez estaba en sus cosas, subido a lomos de la propaganda, mientras Marruecos movía las piezas siguiendo la táctica de siempre.

La ministra de Exteriores estaba advertida, pero aún así no hizo nada, mientras que el ministro del Interior, más preocupado por trasladar presos etarras que por defender la integridad de nuestras fronteras, seguía instalado en la inoperancia más absoluta. Lo ocurrido en Ceuta retrata la negligencia de un Gobierno al que la gestión de los intereses nacionales le viene muy grande. Con Sánchez, España se ha vuelto una nación en permanente estado de amenaza. Marruecos nos ha lanzado un órdago y lo peor es que el Gobierno sigue subido a lomos de la imprevisión más desesperante

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