Sánchez, de canto, mientras violadores de diez comunidades se frotan las manos

Montero agresores sexuales

Hasta diez comunidades autónomas ya han aplicado la ley Montero del sólo sí es sí para rebajar las penas de prisión a agresores sexuales, lo que pone de manifiesto que el diámetro del agujero de la norma bodrio del Ministerio de Igualdad crece y está teniendo consecuencias devastadoras. Sin tener en cuenta las condenas que han llegado tras la entrada en vigor de la ley, son ya 40 los abusadores y violadores (ahora todos son agresores sexuales) beneficiados: cuatro en Galicia, cuatro en Castilla y León, cinco en Cantabria, uno en Asturias, 20 en Madrid, uno en Canarias, uno en Castilla-La Mancha, dos en Baleares, uno en Murcia y uno en Andalucía. Los tribunales superiores de Justicia de estas comunidades autónomas se han mostrado, por tanto, partidarios de aplicar la nueva ley, en contra de la promesa que hizo Irene Montero, que negó tajantemente que pudieran producirse rebajas de pena a agresores sexuales y calificó esa posibilidad de «propaganda machista». La situación es irreversible, porque el Tribunal Supremo, a quien Pedro Sánchez se encomendó para solucionar el desaguisado, se limitará a resolver caso por caso aplicando estrictamente la ley. Y la ley, cabe recordarlo, beneficia a los agresores sexuales por la chapuza del Ministerio de Igualdad. Eso sí, avalada en su integridad por Pedro Sánchez, pues fue aprobada de forma colegiada por el Consejo de Ministros.

El daño es irreparable, porque ni una reforma exprés de la nueva ley frenaría los beneficios para los agresores sexuales beneficiados por la norma de Montero. Ante esta tesitura, Sánchez parece haberse puesto de canto y dejado que la ministra Irene Montero se cueza en su propia salsa, como lo demuestra el hecho de que varias ministras socialistas se sumaran hace días a la manifestación feminista en la que se pidió la dimisión de la titular de Igualdad. Consciente Sánchez de que el daño es ya irreparable, su estrategia pasa ahora por descargar todas las culpas sobre Podemos e Irene Montero. Con los violadores frotándose las manos, ahora estamos ya en la pura guerra política.

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