La persistencia en el error de subir impuestos

La persistencia en el error de subir impuestos

Sánchez volvió ayer a anunciar que piensa llevar a cabo una subida de impuestos. Según él, serán las rentas altas en IRPF y las empresas las que sufran ese incremento impositivo que prepara.  No se deben subir los impuestos a nadie, pero, además, con su anuncio Sánchez o no dice la verdad o maneja una información errónea, ya que con esas subidas que especifica-rentas altas y empresas- no va a recaudar más, sino menos.

Para empezar, las rentas altas constituyen una parte pequeña de la base recaudatoria, pues el grueso de contribuyentes se encuentra entre 22.000 euros y 55.000 euros, de manera que si quiere incrementar la recaudación subiendo dicho impuesto va a tener que subirlo generalizadamente. No logrará recaudar todo lo que se proponga, pero para que se quede en un tercio -como ya sucedió con la medida adoptada a finales de 2011- tendrá que elevar los impuestos de manera muy agresiva.

Por otra parte, el incrementar ahora los tipos del impuesto de sociedades, cuando las empresas atraviesan por una etapa de caída de ventas, negocio y beneficios no parece que vaya a tener tampoco mucho poder recaudatorio, además del desincentivo que ello generará en todas ellas.

Ya Montero había lanzado una advertencia hace días: considera que hay margen para incrementar la recaudación vía subida de impuestos hasta que España alcance una presión fiscal similar a la de la media de la eurozona, de la que nos separan seis puntos sobre el PIB. Esos seis puntos equivalen a 64.582 millones de euros, teniendo en cuenta una estimación de PIB para 2020 de 1,076 billones de euros tras el descenso que se producirá este año en la actividad económica (por lo menos de 10,5 puntos del PIB nominal).

El Gobierno equivoca dos cosas: la primera es que nuestra presión fiscal puede ser inferior a la de la eurozona, pero no así nuestro esfuerzo fiscal, que es el indicador que mide la presión fiscal en términos de PIB per cápita, con lo que una nueva subida de impuestos sólo conseguirá estrangular más al conjunto de españoles. La segunda es que puede subir los impuestos todo lo que quiera, pero de ahí a que consiga el efecto de recaudación deseado, media un gran trecho. Con una economía descendiendo a tumba abierta, llevar a cabo una política fiscal contractiva con semejante subida de impuestos lo único que conseguirá es paralizar más la economía, incrementar todavía más el desempleo y aumentar, así, el efecto de los estabilizadores automáticos: más gasto en prestaciones por desempleo, menos recaudación por caída de actividad (y desincentivo a la misma) y, por tanto, más déficit y deuda. Ya la Unión Europea le advirtió de lo irreal de las estimaciones enviadas en la actualización del programa de estabilidad, remitido a finales de abril, pero el Gobierno, como hemos vuelto a oír por boca de Sánchez, insiste en su empeño.

¿Qué terminará haciendo? Subir todos los impuestos, subírselos a todos e introducir otros nuevos. Su plan es el del fallido proyecto de Presupuestos Generales del Estado de febrero de 2019. De esa manera, impondrá dos nuevos impuestos, que son el impuesto sobre determinados servicios digitales y el impuesto sobre transacciones financieras, además de subir el IRPF y elevar el tipo mínimo efectivo de sociedades al 15% (18% para la banca).

No obstante, no recaudará nada con eso. En ningún caso llegará a un incremento de esos casi 65.000 millones que plantea, ni aun sumando todos los ejercicios que restan en esta legislatura, pero para poder incrementar algo la recaudación entonces tendrá que elevar el IRPF muchos puntos en todos los tramos y subir el IVA de manera importantísima.

Esta subida de impuestos afectará negativamente a la economía: con el incremento de los tipos del IRPF en varios puntos, desincentivará a los trabajadores, especialmente a la parte de los mismos que más sostiene la recaudación. Con el incremento de Sociedades, expulsará a las empresas y levantará una nueva barrera para que vengan otras nuevas. Y con la subida del IVA -que terminará produciéndose- disminuirá el consumo.

Todo esto, unido a la derogación de la reforma laboral, constituye el punto de partida del programa económico del Gobierno, donde la nociva subida de impuestos ya ha comenzado su andadura. Subida de impuestos que, previsiblemente, dañará a la economía sin conseguir los objetivos de recaudación que prevé, con lo que también se incrementará, en este caso, el déficit y la deuda. Es el inicio de un camino tortuoso con un horizonte económico nada halagüeño, pues, de llevarse a cabo, retrasará, y mucho, la recuperación.

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