El miserable júbilo de los traidores

El miserable júbilo de los traidores

La información que hoy revela OKDIARIO pone de manifiesto hasta qué punto el Gobierno socialcomunista ha hecho de su gestión un mayúsculo ejercicio de hipocresía. Ya sabíamos que las declaraciones de Pedro Sánchez en las que dijo que «Puigdemont tiene que comparecer y someterse ante la justicia» eran mentira, pero el indisimulado júbilo con el que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha celebrado -debe tener información de primera mano- que la justicia italiana no entregará a España al golpista prófugo supone, se mire por donde se mire, una indecencia. Que el Gobierno de España festeje por anticipado que Puigdemont no venga a España demuestra a las claras que a Pedro Sánchez lo que le preocupa es garantizar su continuidad en el poder y que la dignidad de España y sus instituciones le importan una higa.

Como informa OKDIARIO, en La Moncloa han expresado su satisfacción: «¡No nos lo traen!», gritaron. Las admiraciones no sobran, porque el grado de alegría del Gobierno es indescriptible, como lo será también el de Pere Aragonès, aliado preferente de Sánchez, otro que estaba deseando que el golpista huido de la justicia se quedara en Bélgica. Que el Gobierno de una nación democrática celebre que quien lideró el golpe de Estado, el jefe de los sediciosos, el cabecilla de la subversión contra el orden constitucional, no venga a España supone una afrenta al Estado de Derecho, una burla a la justicia y un desprecio a la inmensa mayoría de los españoles.

Lo indecente es que el futuro de Sánchez dependa del horizonte penal de un golpista. Si el júbilo de Sánchez es equivalente al júbilo de los golpistas catalanes, la conclusión es que Sánchez celebra los éxitos del golpismo como si fueran propios. Y si la felicidad del Gobierno de España es pareja a la felicidad de los sediciosos, sólo cabe afirmar que el destino de España está en manos de un grupo de traidores.

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