Marlaska: el final del proceloso camino

Marlaska: el final del proceloso camino
Marlaska: el final del proceloso camino

«No dimite porque es consciente de que la comunidad judicial le recibiría de uñas… Nos ha desprestigiado y se ha enfrentado contra todo Derecho durante sus años de ministro a compañeros que le superan en conocimientos y honradez…».

Esta es la explicación que le da al columnista un profesional de la toga, no precisamente de esos que han dado en llamar (con éxito) juez «conservador».

«Marlaska siempre fue un arribista al que la derecha política encumbró porque hubo un tiempo que por cumplir su obligación de perseguir a los terroristas de ETA (a los que ahora protege de múltiples formas desde el poder ejecutivo) se le puso en un pedestal y se le rindieron todo tipo de favores y gabelas…», continúa este juez con el que Marlaska llegó a coincidir en diferentes instancias judiciales.

En realidad, su suerte como ministro hace tiempo que está echada. Una porción de sus compañeros en el Consejo de Ministros se ha negado a apoyarle ante los sucesos de Melilla y las correspondientes mentiras ante el Parlamento, asunto este suficiente para dimitir o ser destituido. ¿Algún justiciable futuro se atreverá a poner su vida y hacienda en manos de Fernando Grande-Marlaska si este vuelve, finalmente, a estar al frente de un juzgado? Habría que buscarlos con un candil, por muy de izquierdas que sea.

Lo que personalmente ha demostrado Marlaska durante sus cuatro años como ministro es un cinismo político inabarcable. Un personaje con rictus acreditado de todo por la pasta y el sillón.

Acabará como ha vivido sus últimos cuatro años: pululando entre el desprecio de las víctimas del terrorismo y la gente de bien. Nunca un ministro del Interior llegó a tanto… y a tan poco. ¡Pequeño Marlaska!

P.D. Hiela el corazón pensar que pueda firmar sentencias el tipo que ha manipulado el vídeo de la frontera de Melilla, que destituyó a servidores probos porque se negaron a cumplir órdenes anticonstitucionales, mentido sistemáticamente en el Parlamento, utilizado el dinero público para sus fines personales… ¿Esto es administrar Justicia?

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