Al Mallorca le conviene no levantar la voz contra los árbitros

Al Mallorca le conviene no levantar la voz contra los árbitros
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Si hay un sector en el que impere el corporativismo dentro del mundo del fútbol, ese es el arbitral. Son como un coto cerrado en el que nada entra ni nada sale. Su permeabilidad es inexistente y, como tal, tampoco les gustan las agresiones externas. Sobre todo si proceden de clubes que carecen de peso a nivel nacional y ese, lamentablemente, es el caso del Mallorca.

En el pasado el Mallorca cometió el error de criticar a los árbitros. Las consecuencias fueron devastadoras. Poco a poco el club fue aprendiendo la lección, no sólo por su propia experiencia, sino viendo también lo que les sucedía a los demás, y aprendió a guardar silencio. Pase lo que pase, piten lo que piten, silencio. Es la mejor política que se puede seguir.

Dani Rodríguez se dejó llevar el pasado domingo por la ira propia de haber sufrido una injusticia. La entrada de la que fue objeto por parte del jugador del Cádiz Carcelén pudo haberle mandado directamente al quirófano. Con independencia de que la acción no tuviera validez por una falta previa cometida por Baba el defensa gaditano actuó con una desproporcionada violencia y tuvo que haber sido expulsado. Pizarro Gómez dio sin embargo marcha atrás, influido por el VAR, y dejó sin sanción una de las tarjetas rojas más claras que se han visto en lo que llevamos de Campeonato.

Dani desahogó en Twitter toda su rabia e impotencia. Este miércoles conoceremos si el Comité de Competición hace oídos sordos o si es sancionado. Sea como sea, el club ha obrado con inteligencia yéndose al retiro y guardando silencio. Lo mejor es callar y aguantar porque un equipo pequeño siempre tiene todas las de perder ante el colectivo arbitral y sus secuaces del Comité de Competición. Así está montado este negocio, y hasta que haya una respuesta colectiva por parte de TODOS los clubes al unísono seguirá igual.

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