Llamada para un muerto

Llamada para un muerto

No es la sensual agente 99 ni lleva zapatófono. Pero la presencia de la comunista Yolanda Díaz en la comisión del CNI incomoda y mucho a los servicios de inteligencia. Rebobinemos. El Consejo de Ministros sustituyó en abril al entonces vicepresidente segundo Pablo Iglesias colocando a Yolanda Díaz en el órgano de Asuntos de Inteligencia. La ministra de Trabajo consiguió así ser la única vicepresidenta miembro de las cinco comisiones delegadas del Gobierno. De esta forma Podemos se aseguraba tener una mosca en la pared nada menos que en la comisión que supervisa el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Una tropelía más de dos socios de Gobiernos que no tienen escrúpulos a la hora de colar a los suyos en comisiones con el fin de tener acceso a los expedientes y actividades de los servicios de inteligencia. Quién sabe si para utilizarla con el fin de torpedear a sus adversarios políticos o para otros oscuros intereses. Algo que no pasó desapercibido para Vox, que llevó al Tribunal Supremo el real decreto por el que se incluyó a la ministra comunista de la misma manera que una sentencia del Tribunal Constitucional anuló la presencia de Iglesias en dicho órgano.

Mientras tanto, en la Cuesta de las Perdices ya ni se molestan en disimular su malestar por la presencia de Díaz en la próxima reunión prevista para el mes de septiembre, cuando la directora del CNI, Paz Esteban López, presente al Gobierno todos los objetivos y necesidades operativas en materia de inteligencia para 2022. El CNI ya ha enviado un memorando al Gobierno reclamando a Sánchez que identifique quiénes estarán presentes en dicha cita, y lo hace recordándole la «legislación vigente» y los criterios que establece la ley reguladora del CNI 11/2002. Y aquí está el quid de la cuestión.

Según esa ley, en su texto actualizado a 15 de junio de este año, la composición de esa comisión se limita exclusivamente «al vicepresidente del Gobierno que designe su presidente (…) los ministros de Asuntos Exteriores, Defensa, Interior y Economía, así como por el secretario general de la Presidencia, el secretario de Estado de Seguridad y el secretario de Estado Director del Centro Nacional de Inteligencia, que actuará como secretario». Es decir, no hay sitio posible para una vicepresidenta de Trabajo, cargo que ocupa Díaz.

El Gobierno de Sánchez ha evitado responder al CNI. Porque para Sánchez el Estado se reduce a él y su partido. Y hoy su permanencia en el poder depende de satisfacer los caprichos de sus socios podemitas porque Sánchez estaría muerto políticamente sin el apoyo de golpistas, chavistas y proetarras. Y el servilismo de esa tropa tiene un precio. Un precio tan alto como para llegar a entregar los secretos de Estado a los mismos que quieren acabar con él.

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