Es incomprensible que Vox se sume a la izquierda en su rechazo a los Presupuestos de Madrid

Presupuestos Madrid

No se entiende la postura de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, expresada por su portavoz, Javier Ortega Smith, de no apoyar los Presupuestos municipales. Dado que los votos de Vox son absolutamente necesarios para que salgan adelante las cuentas del consistorio de José Luis Martínez Almeida, el daño de la negativa de la formación de Santiago Abascal a los intereses de los madrileños es demasiado grande. Vox tendrá que explicar los motivos que le llevan a sumarse a la izquierda en su rechazo a los Presupuestos, porque las razones esgrimidas hasta ahora -su exigencia de que no haya multas a los vehículos sin etiqueta que infrinjan las restricciones en las zonas bajas de emisión, como Madrid 360- no parecen de suficiente calado. Entre otras cosas, porque la ley vigente determina que las zonas de bajas emisiones en ciudades como Madrid son obligatorias. Lo sensato sería no adoptar posiciones maximalistas de imposible aplicación y lo coherente seguir negociando para buscar el consenso. De lo contrario, quien gana es la izquierda, que a estas horas debe de estar frotándose las manos al contemplar cómo Vox les hace el trabajo. Resulta difícil de aceptar que Vox eleve al límite sus exigencias y se muestre tan poco flexible. En todo caso, hay tiempo para alcanzar el acuerdo, por lo que tampoco se entiende que Ortega Smith haya sido tan concluyente al afirmar que sus «líneas rojas» son «inquebrantables». Lo inquebrantable, en las actuales circunstancias políticas, es el consenso para evitar que la izquierda se salga con la suya.

Por supuesto que Vox está en su derecho de hacer valer sus reivindicaciones, pero lo de marcar «líneas rojas» antes de sentarse a negociar revela un grado de intransigencia que sólo sirve para que la izquierda logre su propósito. Y que la izquierda logre su propósito gracias a la negativa de Vox resulta ciertamente incomprensible.

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