Entre la ilusión y la euforia
«Entre la ilusión y la euforia, hay distancias», magnífica respuesta de Jagoba Arrasate, el entrenador del Mallorca, en la rueda de prensa posterior al partido del pasado domingo contra el Rayo Vallecano. Si cada vez que se consuma un triunfo vamos a estar hablando de la clasificación y de Europa, ¡menudo nivel!. Una cosa es disfrutar la fiesta, lógico, y otra radicalmente diferente celebrar la nochevieja en agosto.
Un ex presidente recordó en cierta ocasión y supongo que lo repetiría hoy, que «la aventura de la Champions, le ha costado muy cara al club». No solo a este, sino a otros modestos que lo han intentado sin estructura, plantilla ni presupuesto para tamañas batallas: Osasuna, Valladolid, Zaragoza o el Deportivo, por citar solamente algunos de ellos.
Las competiciones internacionales exigen no solo plantillas prácticamente dobladas en cada una de las posiciones del equipo, sino una inversión en fichajes que supera las expectativas del propietario más valiente y el ejecutivo más soñador. Difícil con los cocodrilos que anidan en el bolsillo ajeno del CEO, Alfonso Díaz.
De ahí la sensatez del técnico de Berriatúa que, con muchísimo sentido común, reconoce que «aun hay mucho margen de mejora» y, en confesión que le honra, admite y agradece «la herencia recibida de Javier Aguirre» en referencia a los conceptos defensivos de sus pupilos.
El actual inquilino del banquillo mallorquinista sabe lo que se trae entre manos y también el terreno que pisa. Si no se lo enseñaron, lo ha aprendido a la primera. Esta es una tierra en la que al primer soplo de viento favorable todo el mundo se sube a un velero convertido en transatlántico, pero en cuanto surge un golpe de oleaje desembarcan hasta las ratas.
Y si, «la quinta o sexta posición pueden ser una anécdota, pero los 17 puntos atesorados, son reales».
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