El Gobierno debe internacionalizar la verdad del 1-O

El Gobierno debe internacionalizar la verdad del 1-O

Este martes ha comenzado en el Tribunal Supremo uno de los juicios más mediáticos de toda la democracia española. Decenas de medios de comunicación internacionales se han hecho eco del inicio del proceso judicial que juzga a los golpistas catalanes que quebrantaron la ley constitucional y llevaron a cabo un referéndum ilegal el 1-O en Cataluña, así como una posterior declaración unilateral de independencia. La causa, que juzga los 12 dirigentes políticos por delitos de rebelión y malversación de caudales públicos, durará alrededor de tres meses y podrá seguirse con la señal audiovisual del Alto Tribunal desde cualquier punto del mundo.

Una inteligente concesión judicial con la que Manuel Marchena, el magistrado del Supremo que dirige el proceso quiere demostrar que el juicio se desarrolla con todas las garantías constitucionales y con el máximo respeto a los derechos fundamentales. Sin embargo, y a pesar de que reputadísimos informes internacionales reconocen que España es una de las democracias más plenas y más garantistas en procesos penales del globo, la mayor parte de los medios internacionales han interiorizado la quimérica versión de los separatistas y han aceptado como verídico el victimismo secesionista y la parcialidad la Justicia española.

Desde que estallara la crisis en Cataluña, Quim Torra, manejando la propaganda separatista magistralmente, ha dado entrevistas en medios extranjeros como Le Figaro o ha impartido una conferencia sobre “los derechos civiles y la autodeterminación de Cataluña” en la Universidad de Stanford (California) consiguiendo internacionalizar la causa independentista en detrimento de la verdadera realidad de los hechos. Los independentistas van ganando la batalla de la propaganda. Resulta primordial, urgente, que el Gobierno sea capaz de desmontar el mensaje separatista fuera de nuestras fronteras.

Nadie mejor que Josep Borrell para internacionalizar la verdad de lo que sucedió el 1-O. Que los supuestos «exiliados» de los que habla la prensa internacional pasen a ser prófugos de la justicia de una de las primeras democracias del continente europeo. Que en Reino Unido, en Francia, en Italia, en los Países Bajos… se enteren de una vez que los políticos de una región española  pretendieron saltarse a la torera la Constitución y las reglas del juego democrático intentando doblegar a todo un país.

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