La «gente», aquella «gente» utilizada, no puede más

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La "gente", aquella "gente" utilizada, no puede más

El curso político, económico y social sube el telón en las circunstancias más difíciles de las últimas cuatro décadas. Es entendible que un Gobierno completamente fuera de la realidad, esa realidad que no sufren en sus propias carnes, entienda que la mayor parte de los ciudadanos (los mismos que sufragan sus mamandurrias) no gozan de su misma condición ni en sueldos, ni gastos de representación, ni en tener que levantarse cada mañana chapoteando en la incertidumbre, la escasez y la pobreza cada vez más extendida.

El gran problema, una vez más, es que estos gobernantes se han alejado tanto de la “gente” que han terminado por creerse que ellos mismos son de verdad.

Hubo un tiempo en este país, todavía llamado España, en la que aprovechando torticera y hábilmente la crisis brutal que dejó Rodríguez Zapatero –el posterior Gobierno tuvo que hacer ejercicios malabares para no ir directamente al rescate del Reino-, unos avispados en breve plazo  supieron poner en marcha un proceso de asalto al poder con grandes resultados. Ese asalto se asentó sobre la base de las necesidades perentorias de amplias capas de la sociedad española de entonces. Aferradas a palabras como “la gente”, la “casta”, prometiendo lo incumplido, consiguieron transmitir la idea de que ellos, sólo ellos, representaban a los sectores más desfavorecidos. Éxito total.

Cuatro años después las capas de desarrapados han ido en aumento, mientras los que decían representar a la “gente” han experimentado cambios sustanciales en sus niveles de vida, han cambiado radicalmente sus “status” y, lo que es más definitivo, piensan continuar haciéndolo.

Hoy, cualquier mediano observador de la realidad española puede describir que aquella gente que los llevó en volandas hacia el poder vive peor que entonces y que su voto de “gente pobre” ha permitido a otros ser ricos. Hoy, aquellos viven peor que antaño, y a estos cuesta diferenciarles de aquella “casta” que dijeron venían a combatir. Tampoco es algo esencialmente hispano. Lo hicieron antes sus cuates en otras latitudes fácilmente identificables.

La “gente” no puede más. Tiene que alquilar habitaciones en sus modestos pisos para poder ir a la tienda del barrio. Pedir prestado a familiares o, simplemente, declararse en huelga de impago sobre el recibo del gas o la luz.

Aquella “gente” vive peor que antes y el volumen de la “casta” se ha engrandecido por arriba. Ya han tenido su oportunidad histórica, no valen excusas.

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