Un extraño olvido

Un extraño olvido
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Sorprende, y mucho, que en las 493 páginas de la sentencia del Tribunal Supremo no haya ni una sola mención al discurso del Rey Felipe VI del 3 de octubre de 2017 tras celebrarse el referéndum ilegal. Sorprende porque en el escrito de conclusiones definitivas, la Fiscalía, que apuntaba claramente a un delito de rebelión -no tenido en cuenta por los magistrados de la Sala Penal-, apoyaba sus argumentos con una mención al discurso del Monarca: «Ante este levantamiento generalizado –salpicado de actos de fuerza, agresión y violencia– desarrollados con el fin de conseguir la secesión y considerando la magnitud y gravedad del ataque al orden constitucional que se había producido,  Su Majestad el Rey Felipe VI, en el legítimo cumplimiento de su función como jefe de Estado y el primer garante del orden constitucional, dirigió un mensaje a la Nación».

En opinión de los fiscales, el mensaje del Rey a los españoles «constataba la garantía de principios democráticos de todo Estado de derecho, la profunda división y fractura de la sociedad catalana y el enorme riesgo que se había generado para la estabilidad social y económica de Cataluña, además de reclamar los legítimos poderes del Estado, el aseguramiento del orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones y del autogobierno en Cataluña basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía».

Sorprende, y mucho, la ausencia de cualquier referencia al Rey en una sentencia prolija y minuciosa en las citas. ¿Cómo es posible que los magistrados de la Sala Penal del Supremo se hayan detenido a subrayar con extraordinaria precisión  el papel de los actores, principales, secundarios y testimoniales para establecer un diagnóstico preciso de lo ocurrido y hayan pasado de largo por el discurso del jefe del Estado?  Más aún cuando ese mensaje del Monarca a los españoles había ocupado un lugar destacado en las conclusiones definitivas del Ministerio Fiscal?

¿Será porque las palabras del Rey apuntaban a una gravedad extrema en los acontecimientos registrados hace dos años y el Supremo las ha omitido para que sus argumentos para condenar por sedición y no por rebelión, como solicitaba la Fiscalía, no se vieran comprometidos por el valeroso y dignísimo mensaje de Felipe VI?

 

 

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