Examen ciudadano de la gestión de la pandemia

Examen ciudadano de la gestión de la pandemia
Opinion-Jorge-Fernandez-Diaz-interior

La gestión de la pandemia ha tenido su primer examen en las urnas en Galicia y el País Vasco, tras la jornada electoral celebrada este domingo, aplazada desde abril por el coronavirus. El resultado no deja lugar a dudas: los ciudadanos aprueban nítidamente a sus gobiernos autonómicos —con matrícula de honor para el gallego y notable alto para el vasco—, y suspenden con rotundidad al Gobierno de España y su tándem Sánchez-Iglesias.

Una clara y  primera consecuencia de las elecciones es la valoración e influencia que a los ciudadanos les merece la gestión realizada por unos y otros durante el periodo de catorce semanas que duró el estado de alarma, y su retraso en declararlo, con la jornada del 8-M marcada en morado en el calendario. La intensa sobrexposición gubernamental sufrida durante este tiempo, con las interminables ruedas de prensa mañana, tarde y noche, y las 20 homilías de fin de semana del Presidente Sánchez, han tenido una profunda mella en los resultados electorales.

Pero la jornada electoral aporta otras significativas lecturas con consecuencias diversas. Una de ellas es la debacle de Podemos, cuya pérdida en votos ni siquiera ha conseguido absorver Sánchez. Si Iglesias consiguió en la jornada electoral de abril del pasado año, remontar la caída que le auguraban todos los sondeos —gracias a un imaginativo relato que le presentaba como víctima de una tenebrosa conspiración para impedirle el acceso al Gobierno—, el vuelco de la investigación judicial parece haberle estallado ahora en la cara en Galicia y en el País Vasco, lo que lastra su influencia en el Gobierno, y al propio Gobierno en sí mismo.

Otra consecuencia del examen electoral es que la clara derrota del Gobierno en las urnas, debilita la ya frágil posición de una coalición que está a 21 escaños de la mayoría absoluta en el Congreso. Sánchez ha sufrido dos importantes derrotas políticas en 72 horas: la de Calviño para presidir el Eurogrupo, y la de estas urnas autonómicas. Ahora su margen de maniobra es muy limitado en el inmediato escenario de negociación de los fondos europeos necesarios para la recuperación económica, y de los consiguientes presupuestos del Estado. Sin duda tiene asegurado el apoyo del PNV con seis escaños, pero habrá que ver la reacción de Bildu con un gran resultado, con el que matemáticamente podría obtener el Gobierno vasco formando tripartito con la coalición de Sánchez e Iglesias.

Otra lectura que aportan las urnas, a nivel nacional, es que el Gobierno de Frente Popular es una máquina de generar independentistas, de momento en dos de las tres comunidades históricas. En Galicia ha resucitado al BNG, proyectándolo al liderazgo de la oposición frente a Feijóo, y lo mismo ha hecho con Bildu frente a Urkullu, al relegar al PSOE a la tercera posición en ambos parlamentos autonómicos, desapareciendo su socio de coalición nacional en Galicia, y hundiéndole a la cuarta posición en el País Vasco.

En otras palabras: El Gobierno de España fracasa políticamente y desvertebra la Nación, con el Procés catalán sobre la mesa y unas probables elecciones allí en otoño. La «cuestión catalana», auténtico problema de Estado, se agudiza tras el domingo, y es otra consecuencia de la jornada electoral. Con Torra en riesgo claro de inhabilitación por la justicia y las elecciones, se rompe totalmente el bloque de la moción de censura, y aleja al Gobierno de un eventual apoyo de ERC, en lucha fratricida electoral con los de Puigdemont. Esto también deja a Sánchez al albur de un eventual y decisivo apoyo de un hundido C’s, y que en Cataluña no puede presentarse  de la mano  de este Gobierno.  Este escenario imposibilita la aprobación de unos presupuestos indispensables para afrontar la crisis económica y social provocada por la epidemia.

Por último —pero no  menos importante— hay que destacar el debilitamiento del centro-derecha nacional. El gran triunfo de Feijjóo y la clara derrota  de la apuesta vasca  de la dirección del PP, abre un escenario de incertidumbre por su liderazgo a nivel nacional, en el que es significativo que se personalice el triunfo gallego en el presidente de la Xunta y no en Casado. Tampoco podemos dejar de considerar la entrada de Vox en su parlamento, que suma una dificultad añadida a la gestión interna del resultado por la dirección del PP.

Conclusión: El Gobierno de Sánchez e Iglesias ha salido profundamente deteriorado de la jornada electoral, y solo podrá subsistir en función de los fondos europeos y de los resultados de las próximas elecciones en Cataluña.

Lo último en Opinión

Últimas noticias