Los empresarios se plantan ante la voracidad recaudatoria del Gobierno

Están hartos y se les ha acabado la paciencia (hay que tener mucha para soportar las maniobras de este Gobierno). Los empresarios se plantarán ante el Ejecutivo socialcomunista y este miércoles dirán que no abordarán ningún pacto de rentas si Sánchez se niega a rebajar la fiscalidad del trabajo, de forma que los empresarios vean reducidos sus costes laborales y puedan afrontar con más garantías la crisis actual . Y es que no les salen las cuentas, porque mientras Hacienda ha incrementado los ingresos tributarios muy por encima de lo previsto ellos han perdido 100.000 millones de beneficios entre 2020 y 2021.

Según los últimos informes de recaudación el Gobierno ya ha ingresado hasta mayo 15.500 millones más que el año anterior por esas fechas, una cantidad superior a lo que esperaba recaudar de más en todo el año. Y es que mientras Sánchez hace negocio a costa de incrementar la carga fiscal y los costes laborales, los márgenes empresariales están cuatro puntos  por debajo de 2019 y se han hundido en 2022 en la mayoría de los sectores, según un reciente informe del Banco de España. La situación es peor para las pequeñas empresas, mayoría en el tejido empresarial nacional, pues en el primer trimestre del año los costes laborales aumentaron un 5,7% y los costes totales crecieron un 23%.

Con estos datos se van a presentar los empresarios a la reunión con el Gobierno y su voluntad es la dejar claro que no habrá posibilidad alguna de alcanzar un pacto de rentas si Sánchez sigue metiendo mano en su cuenta de resultados. Y es que la rentabilidad de las empresas ha caído del 3,7% en 2019 al 3% actual, según un informe de la patronal de las pymes. Para el sector agrícola, los datos son peores: los precios de los insumos agrícolas han subido en el primer trimestre de 2022 un 27,4% frente al 19,9% de los precios de venta.

Por su parte, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha acusado a los empresarios de bloquear la subida de salarios y ha amenazado con subir el SMI cada seis meses hasta alcanzar el 60% del salario medio del país. O sea, que ahora aprieta, pero está dispuesta a ahogar a las empresas. El choque parece inevitable.