¿Cuándo lo sentarán en el banquillo?

¿Cuándo lo sentarán en el banquillo?

Ignacio González tiene una cita pendiente e ineludible con el banquillo de los acusados desde hace ya demasiado tiempo. La titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Estepona, Isabel Conejo, cuenta con tantas evidencias que el juicio a González se hace inevitable. Sobre la mesa, pruebas más que de sobra como para confirmar los delitos de cohecho y blanqueo de capitales que se le imputan tanto a él como a su mujer Lourdes Cavero. La última, recién salida de las investigaciones policiales. OKDIARIO les cuenta en exclusiva que la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (UDEF) cree que el ex presidente de la Comunidad de Madrid pagó 82.000 euros para simular el alquiler de su dúplex de superlujo en Marbella. Una sospecha que, de confirmarse, reforzaría la evidencia de que el tiempo que pase sin ser juzgado es tiempo perdido. Las últimas pesquisas aportadas por la Policía deben ser el epílogo de un escándalo que salió a la luz hace cinco años —23 de marzo de 2012— cuando los periodistas Eduardo Inda y Esteban Urreitztieta publicaron la primera información en las páginas de El Mundo. 

Un caso en el que, además de la dudosa catadura moral del ex dirigente regional, sus mentiras sistemáticas y las sospechas más que justificadas de sus maniobras opacas, destaca el intenso hedor a chapuza bananera. Los investigadores han podido comprobar la falta de correspondencia entre las facturas emitidas por Coast Investors y los extractos bancarios presentados por el matrimonio González Cavero. Mientras que la sociedad del testaferro Rudy Valner presentaba una cantidad por el alquiler de 97.200 euros, los pagos de los supuestos arrendatarios se quedaron en 82.000 euros. Ni siquiera coinciden en la “cadencia de pago” ni en la cantidad mensual estipulada. Disonancias que ponen de relieve que la falsedad era el modus operandi habitual de un político que se creyó impune ante la justicia. 

Ignacio González, de tan poco riguroso, ni siquiera lo ha sido a la hora de mentir. La ingeniería financiera que montó con su mujer no sólo se ha mostrado totalmente ineficaz sino que, además, se ha desvanecido como un castillo de naipes a pesar de que el rastro del dinero circulara en su momento por los paraísos fiscales de Mónaco, Miami, Delaware, Panamá o las Islas Vírgenes. Movimientos de una estructura con demasiadas goteras como para no ser desmontada por la Policía. Desde el principio, ha sido la crónica de un delito anunciado. Chirriaba que un político autonómico pudiera afrontar la compra de un inmueble tan lujoso: 495 metros cuadrados a razón de 1,3 millones de euros de los que González habría pagado más de 700.000 euros con dinero de procedencia delictiva. Ahora ya sólo queda que la jueza Isabel Conejo ponga de una vez por todas el desenlace a esta cadena de engaños y mentiras.

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