Chantaje de perdedor

Chantaje de perdedor

Si alguien en Ferraz pensaba que Podemos llegaría a ser un buen aliado para el PSOE, se equivocaba por completo. La última maniobra en cadena de la formación liderada por Pablo Iglesias demuestra que sólo conciben a los socialistas de dos maneras: subyugados o muertos políticamente. De escribir en esta época, el autor latino Plauto cambiaría su célebre sentencia de “el hombre es un lobo para el hombre” —homo homini lupus— por la de “Podemos es un lobo para el PSOE”. Iglesias ha montado una estrategia de dominó político con el objetivo de chantajear a los socialistas a través de sus principales plazas. En Castilla-La Mancha han roto el acuerdo de investidura mientras que en Extremadura, Aragón o Baleares amenazan con quebrar por completo las relaciones políticas.

El objetivo es claro: o Sánchez claudica y trata de formar un Gobierno alternativo con Podemos como protagonista o irán a por ellos hasta la asfixia, aprovechando que viven uno de los peores momentos de su historia tras concatenar derrota tras derrota hasta las más recientes de País Vasco y Galicia. En ambas, y condicionados por la calamitosa gestión de Pedro Sánchez a nivel nacional, han sufrido severos reveses. En las vascas ha sido la formación que más escaños ha perdido al pasar de 16 en 2012 a los 9 actuales, el peor resultado desde 1980. Mientras que en las gallegas, por su parte, el sorpasso de En Marea ha supuesto otro duro golpe. Estos números dejan a Sánchez en una situación muy delicada a las puertas del Comité Federal del próximo sábado e Iglesias ha querido aprovecharlo.

No obstante, esta actitud no es nueva. De hecho, la táctica del palo y la zanahoria ha sido ampliamente utilizada en la relación Podemos-PSOE. Aún está fresca en la memoria aquella bravata del inefable Iglesias cuando acusó a sus adversarios de tener “las manos manchadas de cal viva” o las exigencias de sillones y cargos antes incluso de llegar a un acuerdo. Tampoco hay que obviar que Iglesias forma todo este ruido tras unos resultados autonómicos que no han sido tan buenos como él mismo esperaba. En Galicia, la crisis interna de Podemos ha cercenado un mayor avance de En Marea, algo muy parecido a lo ocurrido en el País Vasco, donde siguen mirando a Bildu desde muy lejos.

Además, toda esta súbita estrategia puede tener un gran beneficiado: Mariano Rajoy. Con un perfecto sentido de la oportunidad, el presidente del Gobierno en funciones ya ha ofrecido el apoyo del Partido Popular para garantizar la gobernabilidad del PSOE en todas aquellas regiones donde Podemos dé un paso atrás. Un gesto loable pero también un sutil movimiento estratégico en pos de convertirse, ahora o en diciembre, en el próximo presidente del Gobierno.

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