Lo más lógico, nuevas elecciones

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Papeletas de las elecciones. (Foto: Efe)

La fragmentación del voto en las elecciones del 20 de diciembre ha dejado un escenario político ingobernable en España. Una cita histórica que ha puesto en jaque al bipartidismo y, como producto de ello, ha resultado un contexto de extrema inestabilidad. Tanto que lo más conveniente para el país, y su constante mejoría económica, pasaría por la convocatoria de nuevas elecciones. Una especie de segunda vuelta de facto que zanjaría la inestabilidad y permitiría clarificar la situación para así buscar una opción política que consiga la confianza mayoritaria de los españoles. Ahora mismo, la victoria del Partido Popular con 123 escaños es del todo insuficiente, muy lejos de los 186 que consiguió en 2011. Un resultado diabólico que puede alargar tanto la formación de Gobierno que, incluso, nos lleve a unos nuevos comicios en un plazo que podría extenderse hasta casi los tres meses.

En estos momentos, PP y Ciudadanos suman 163 escaños, mientras que PSOE y Podemos alcanzan los 159. Los dos bloques ideológicos están muy lejos de una mayoría absoluta que está fijada en los 176 escaños. Pedro Sánchez, auxiliado por Susana Díaz con 22 diputados desde Andalucía, ha logrado los peores resultados del PSOE desde 1977 pero, al mismo tiempo, se ha mantenido por encima de Podemos, lo que le da la potestad para presentarse como legítimo candidato a la Presidencia del Gobierno si consigue pactar con otras formaciones.

No obstante, ese Gobierno sería una sentencia para su partido ya que de pactar con Podemos tendría que aceptar una reforma constitucional cuya aprobación sería imposible por la mayoría del PP en el Senado. El PSOE encontraría el boicot a todas sus propuestas en la Cámara Alta por esa presencia mayoritaria de los populares. Además, para gobernar tendría que construir un pacto muy complejo que incluyera a Podemos, Esquerra Republicana y Democracia y Libertad-Convergentes. Una opción que, al menos en su discurso de Ferraz tras el escrutinio, Pedro Sánchez ha descartado en primera instancia, dejando clara su voluntad de permitir que Mariano Rajoy trate de formar Gobierno como lista más votada.

Una posibilidad, la del Partido Popular, que sería más que aceptable ya que tiene el mayor número de votos y escaños. No obstante, España necesita solidez política e institucional para consolidar el crecimiento económico al 3,4% que estamos viviendo en estos momentos y que nos sitúa a la vanguardia del mundo occidental. Si Mariano Rajoy consiguiera los apoyos necesarios, o las abstenciones de Ciudadanos y PSOE, podría formar Gobierno. Sin embargo, estaría a merced de las veleidades de Podemos y los nacionalistas, lo que podría ser un callejón sin salida además de una situación insostenible que supondría un fracaso anticipado ya que, con esa dinámica, la legislatura duraría un año o año y medio a lo sumo. De ahí que, ahora mismo, España sea un país ingobernable. Tanto es así que, a todos los efectos, al PP no le convendría en absoluto ser la cabeza de un Ejecutivo tan débil.

Con este contexto, lo más conveniente para la sostenibilidad del país es una nueva convocatoria de elecciones. Tras los resultados del 20-D y la campaña electoral que hemos vivido, las mejores opciones de los dos grandes partidos pasan por replantear sus respectivas estrategias y tratar de conquistar de nuevo la confianza de la ciudadanía. Tanto Partido Popular como Partido Socialista deberían pensar si quieren seguir con Rajoy y Sánchez como números 1 —a riesgo de que nada cambie— o recurrir a otros candidatos para tratar de mejorar unos guarismos raquíticos. Un revulsivo que podría venir de la mano de dos líderes autonómicos con poder e influencia como como son Alberto Núñez Feijóo, por parte del PP; y Susana Díaz, por el lado del PSOE.

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