De derechas, pero no franquista

De derechas, pero no franquista

Hace un par de veranos, estaba yo en animada cena tertulia con un grupo de comunistas, nacionalistas gallegos y ecosocialistas, y comentando de diversas cosas les dije que, en mi opinión, es perfectamente compatible ser de derechas con ser republicano y federalista o confederalista. Y es que, al fin y al cabo, el buen conservador defiende una forma de vivir, un modelo político basado en el respeto a la tradición, las costumbres, y el poder limitado del Estado frente a la sociedad, pero no una forma de Estado concreta ni una organización territorial única. Uno de los participantes en la tertulia, politólogo y gran teorizador del cambio democrático de estos años, me dijo que estaba totalmente de acuerdo, y que en España faltaba visibilizar más a gente que fuese “de derechas, pero no franquista”. Para quien no lo comprenda, este teórico equipara ser franquista con estar a favor de “la patria común e indivisible”, el Rey y el deber de conocer todos una sola lengua (sea o no la materna) establecidos en la Constitución.

Estos días del segundo entierro de Franco se ha dicho más o menos de todo sobre el ex Jefe del Estado. En medio del debate, las “derechas” han tenido una actitud que, usando el significado del adjetivo franquista según mi amigo (equivalente prácticamente a constitucionalista), ha sido franquista por parte de todas las derechas: quien más quien menos, ha querido poner algún inconveniente a la exhumación y defender al régimen.

Sin embargo, mientras que Vox ha ocupado con claridad el espacio franquista/constitucionalista sin miedo, defendiendo la transición, la concordia, la reforma política y el reinado borbónico instaurado por Franco, el PP ha preferido desviar el debate hacia la economía o Cataluña. No ha querido ser ni franquista ni antifranquista, aunque luego tenga bastante de ambas cosas.

Cuando luego Vox llama “cobarde” a “la derechita”, en el PP suelen molestarse o negarlo, recordando las gestas heróicas de los populares vascos en la lucha contra ETA. Pero la realidad es que, en el tema de Franco y la Guerra, si no son cobardes son como mínimo esquivos por interés electoral. Y es que el PP sabe perfectamente que, según una encuesta de hace unos días de Celeste Tel, el 72,9% de sus votantes y el 46,4% de los de Cs están en contra de la exhumación. Y ante tal dato, hay que seguir siendo franquistas, pero con la dosis de antifranquismo (aceptación del consenso progre) suficiente para que no nos critiquen y seguir optando al voto del “centro” (que al parecer es incompatible con el de las derechas…lo cual es tanto como llamar imbéciles a los votantes de centro, que saben perfectamente que votan al heredero natural de los partidos franquistas UCD y AP).

Ser de derechas pero no franquista me parece perfectamente legítimo. Seguro que muchos españoles estarían de acuerdo con un partido conservador que estuviese a favor de una República como la de EEUU, Francia, Alemania o Italia, o de fórmulas federales o confederales. Lo que no puede ser es ser franquista pero acomplejado. Hay que tener relato propio, porque si se habla solo de la economía o del proceso territorial, se acaba uno convirtiendo en el mero tesorero del régimen. Un régimen donde todo el relato lo hace la izquierda. Y, a juzgar por los resultados, la gente de derechas aunque franquista, se está empezando a cansar de este “timo” del bipartidismo al electorado.

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