Coronavirus, ¿in dubiis libertas?

Coronavirus, ¿in dubiis libertas?

Hace ahora dos semanas, en la primera de confinamiento, traía un servidor a colación la famosa frase de San Agustín “in necessariis unitas, in dubiis libertas, in omnibus caritas” (en las cosas necesarias, unidad; en las dudosas, libertad y en todas, caridad), para destacar como la pandemia había logrado enterrar ciertas diferencias, ciertas divisiones, y la unidad se había impuesto en el panorama político ante la necesidad acuciante. Sólo han pasado dos semanas de aquello. El comportamiento del pueblo español sigue siendo ejemplar, y se simboliza bien cada tarde en la ola de aplausos a los sanitarios como acto comunitario de reafirmación.

Sin embargo, la mezquindad y el cálculo partidista por parte de cierta clase política han comenzado emerger y comienzan a enviar señales preocupantes a los españoles. Por un lado, el Gobierno, dando claras señales de que el timón lo maneja Podemos, ha mostrado un escoramiento ideológico sin precedentes en sus medidas: los comunistas parecen dispuestos a aprovechar el estado de alarma para desarrollar su programa de manera torticera, apuntándose logros que en condiciones normales serían incapaces de alcanzar por su falta de apoyo político. Un ejemplo es revelador: entre las últimas medidas anunciadas, se incluye la prohibición de los anuncios de juegos y apuestas durante el estado de alarma. ¿Significa eso que dicha medida no tiene sentido en un contexto de normalidad?, ¿O es que Unidos Podemos necesita de un estado de alarma para introducir su programa?

Pero si torticera es la actitud del Gobierno, entregado en la práctica a la cuarta fuerza en votos, la propaganda izquierdista en general está alcanzando niveles realmente mezquinos. Se repite por activa y por pasiva que el problema fueron los recortes en la Sanidad realizados por el PP, se ponen los ejemplos más extremos y burdos, y se aprovecha para asediar a las Comunidades Autónomas gobernadas por la oposición, procurando generar un complejo en sus líderes. Un relato falso, pues por un lado el propio Gobierno socialista pidió a todas las CCAA reducciones de gasto sanitario hace poco, y por otro la Sanidad nunca dejó de ser una y gratuita gobernase quien gobernase, cambiando solo levemente y de manera lícita los mecanismos de gestión. Un relato totalitario, pues pretende cerrar la puerta a cualquier razonamiento sobre lo que es dudoso. Por ejemplo, en la materia sanitaria, podríamos preguntarnos: siendo que el país que mejor ha respondido a la pandemia ha sido Corea del Sur, y siendo que allí toda la Sanidad es privada, ¿no será que esta crisis no es un problema de recortes coyunturales, sino de modelo estructural?, ¿merecen acaso las alternativas el beneficio de la duda?

Y es que este es problema: como reza el lema que nos inspira, la unidad en lo necesario requiere la tolerancia y el beneficio de la duda en lo opinable. El Gobierno y la izquierda pretenden unidad en lo opinable. Y por ello es lógico que la gente disienta. Es lógico que la sociedad civil se preocupe y alerte del riesgo de bolivarianización (ver el último editorial del think tank conservador Qveremos). Es lógico, en fin, que la oposición de centro- derecha vaya a poner pie en pared y vaya a dejar de apoyar en el Congreso unos Reales Decretos que superan lo razonable. El problema, en el fondo, es que el relato que está haciendo la izquierda no concede el beneficio de la duda a nadie que no piense como ellos.

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