Arrimadas no puede caer en la trampa socialcomunista

Arrimadas no puede caer en la trampa socialcomunista

A estas alturas, ya no caben muchas dudas sobre lo que pretende el socialcomunismo en Madrid: cobrarse la cabeza política de Isabel Díaz Ayuso a través de una sistemática estrategia de acoso y derribo instrumentalizando la pandemia de coronavirus. Los intentos del Gobierno de arrojar del poder a la presidenta de la Comunidad de Madrid rozan lo obsesivo. Su plan, también resulta obvio, pasa por romper el Ejecutivo de coalición atrayéndose a Ciudadanos, pieza clave para que Sánchez logre su objetivo. Es cierto que la calculada ambigüedad exhibida estos últimos días por Ignacio Ayuso, vicepresidente del Gobierno madrileño, y el hecho de que dimitiera el consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero, de Cs, ha alentado el fantasma de una moción de censura contra la presidenta madrileña.

La compleja relación entre populares y naranjas en la Comunidad se escenificó claramente la semana pasada, en plena ofensiva del Gobierno. Inés Arrimadas debería ser consciente de cuál es el fin que pretende el Ejecutivo socialcomunista y de los oscuros medios que está utilizando para conseguir que el Gobierno regional de Madrid salte por los aires. Arrimadas tiene que tener claro que las legítimas discrepancias -son dos partidos distintos- entre el PP y Cs en la Comunidad  no pueden servir en ningún caso de acicate a la estrategia de la izquierda.

La presidenta de Cs, según informa OKDIARIO, ha trasladado al presidente del PP, Pablo Casado, su compromiso de evitar una moción de censura. Es una decisión sensata y responsable, porque permitir en estos momentos que el socialcomunismo se haga con el poder en la comunidad es otorgarle a la izquierda la pieza que le faltaba para acelerar su plan de ruptura del régimen del 78. Si cae Madrid, la izquierda tendrá vía libre para acelerar el proceso de disolución institucional. Madrid es un dique de contención del constitucionalismo, un muro que no puede permitirse ni una grieta. Arrimadas no puede caer en la trampa socialcomunista. No es sólo Madrid lo que está en juego, sino España.

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