Algo se mueve en el Estrecho y Sánchez sigue tan ancho

Algo se mueve en el Estrecho y Sánchez sigue tan ancho

La grave crisis diplomática entre España y Marruecos y la reacción de Rabat no se explica sólo por el hecho de que España ocultara la presencia en nuestro país del líder del Polisario, ni porque Pablo Iglesias, cuando aún era vicepresidente del Gobierno, se mostrara a favor de la autodeterminación del pueblo saharaui. El problema para España es de más largo y hondo alcance, porque lo que está ocurriendo es que se está produciendo un cambio geopolítico de primera magnitud que se refleja en las estrechísimas relaciones entre Marruecos y Estados Unidos, un país que se ha esforzado en las últimas horas en subrayar la condición de leal aliado de Rabat, mientras Joe Biden sigue sin establecer contacto alguno con Pedro Sánchez.

La creciente influencia de Marruecos en Israel, donde viven más un millón de israelíes de origen sefardí marroquí con puestos clave en el organigrama político del país, ha provocado que Marruecos haya adquirido un protagonismo clave que cursa en paralelo a la pérdida de influencia de España por culpa de un Gobierno que vive instalado en la inopia.

El órdago lanzado por Marruecos contra España entra dentro de la clásica estrategia de chantaje que caracteriza a la diplomacia aluí, pero, a diferencia de otras ocasiones, lo ha hecho convencido de que sus privilegiadas relaciones con Washington le otorgan un plus de ventaja a la hora de presionar al Gobierno socialcomunista español. OKDIARIO informa hoy de que Estados Unidos ha enviado a Morón de la Frontera cuatro bombardeos estratégicos B-52H que formarán parte de las maniobras conjuntas entre Estados Unidos y Marruecos que se desarrollarán en la nación vecina el próximo mes de junio. Con ellas, Biden quiere potenciar el papel de «socio estratégico» de Rabat. A nadie se le oculta que el gesto de Washington con Marruecos, unido al hecho de que la Casa Blanca mantiene prácticamente bloqueados sus contactos con el Gobierno español, representa un giro de 180 grados en la política de EEUU que ha pillado a Pedro Sánchez en las nubes. ¡Es la geopolítica, estúpido!.

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